Los infartos renales son infrecuentes, normalmente consecuencia de un ateroembolia del corazón (fibrilación auricular, endocarditis infecciosa, mixoma auricular, entre otros), vasculopatía renal o estados de hipercoagulabilidad (resistencia a la proteína C activada, hiperhomocisteinemia, síndrome antifosfolípido, etc.)1. Se han descrito, asimismo, infartos renales paradójicos asociados a foramen oval permeable. Presentamos el primer caso de infarto renal bilateral asociado a foramen oval permeable y anticardiolipina+.
Varón de 38 años que presentó dolor de fosa renal derecha refractario, con diagnóstico de cólico renoureteral/pielonefritis aguda. Ante el empeoramiento del dolor y la nueva consulta, el paciente fue ingresado. La exploración física mostró tensión arterial 147/87mmHg y temperatura de 36°C, auscultación cardiopulmonar rítmica, sin soplos y con murmullo vesicular conservado y dolor a la palpación de flanco derecho con puñopercusión negativa.
La analítica mostró LDH y TTPA aumentados, con función renal normal y sin proteinuria ni hematuria. El electrocardiograma no mostró signos de isquemia miocárdica aguda, y una ecografía abdominopélvica reveló áreas de hiperecogenicidad en el riñón derecho. Una angio-TAC reveló defectos de perfusión renal bilaterales (fig. 1), lo que confirmó el diagnóstico de infarto renal bilateral por arteriografía. Los anticuerpos anticardiolipina fueron positivos y un ecocardiograma transesofágico objetivó un foramen oval permeable sin aneurisma del septo interauricular, con paso de burbujas ante maniobra de Valsalva (fig. 2, vídeo.1). El paciente desarrolló una colitis isquémica 12días después: se inició anticoagulación oral. La evolución fue satisfactoria y 6meses después el paciente se encuentra asintomático y sin recurrencias.
El infarto renal cursa con lumbalgia e hipertensión arterial refractaria; pueden existir leucocitosis, hematuria y PCR y LDH altos. Los defectos de perfusión renal en una angio-TAC son muy sugestivos y la arteriografía renal constituye el «gold standard» para el diagnóstico.
Iwasaki et al.2 describieron un caso de foramen oval permeable aislado manifestado como infarto renal con deterioro de función renal. Nara et al.3, por su parte, diagnosticaron infarto renal bilateral en un paciente con hipertensión arterial mal controlada, y descubrieron un foramen oval permeable. Finalmente, Ronco et al.4 trataron una urgencia hipertensiva y detectaron posteriormente infarto renal y foramen oval permeable. La ecocardiografía transesofágica establece el diagnóstico de certeza del foramen oval permeable. La antiagregación se inicia ante la primera embolia; se puede plantear cierre percutáneo ante recurrencias o aneurisma del septo interauricular. El síndrome antifosfolípido cursa con trombosis arteriales y venosas5–7, el diagnóstico es clínico-analítico7 y es subsidiario de anticoagulación precoz8.
Describimos el primer caso de foramen oval permeable, síndrome antifosfolípido e infartos renales, por lo que creemos necesario un estudio analítico y ecocardiográfico de los pacientes con infartos renales para diagnosticar anomalías estructurales o trombofilias e iniciar tratamiento antiagregante o anticoagulante de forma precoz.
Conflicto de interesesLos autores no presentamos conflictos de intereses.
A los Servicios de Cardiología y Nefrología del HGUCR.