Sr. Director:
En los últimos años el conocimiento de la fisiología de la membrana basal glomerular renal y del podocito ha avanzado notablemente. El descubrimiento de diversos genes que producen proteínas que se expresan, especialmente en el podocito, ha permitido conocer las causas, cuando esas proteínas son anormales, de varias entidades de origen genético que cursan con síndrome nefrótico y, en ciertos casos, con hialinosis segmentaria y focal.1,2.
En 1987, la Sociedad Canaria de Nefrología creó un Registro de biopsias renales que se ha mantenido sin interrupción hasta nuestros días. En los veintiún años de su existencia, se han recogido los informes de 3.379 biopsias renales, de las cuales 1.319 corresponden a glomerulonefritis primarias (39%). Los diagnósticos más frecuentes de estas últimas, figuran en la tabla I. A medida de que se fue incrementado el número de casos incluidos en el registro, fue llamando la atención de que existían diferencias regionales en la prevalencia de determinadas glomerulopatías a pesar de que la población de cada una de las dos provincias canarias es muy similar (tabla I). Así, es muy llamativa la mayor frecuencia de hialinosis segmentaria y focal en los hospitales universitarios de la provincia de Las Palmas (Doctor Negrín, Insular y Materno- Infantil), con respecto a los de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. (Universitario de Canarias y Nuestra Señora de Candelaria). Esas diferencias se han observado, incluso, al dividir la muestra en dos periodos de similar duración. En cambio, en los hospitales de Tenerife es más frecuente el diagnóstico de glomerulonefritis mesangial IgM (Tabla I). Asimismo, se han observado diferencias en la prevalencia, aunque menos llamativas, de las glomerulonefritis membranosa y mesangial IgA, que son más frecuentes en los hospitales de Tenerife.
Las diferencias regionales observadas deben estar relacionadas con una diferente carga genética en las poblaciones de ambas provincias.
Los historiadores y arqueólogos consideran que los primeros aborígenes de las islas llegaron en diferentes oleadas procedentes de África del Norte. El descubrimiento de la piedra Zanata3 y los recientes estudios realizados con técnicas de biología molecular4,5, han demostrado que, al menos, en alguna de las arribadas sus componentes eran de origen bereber. A pesar de tener una aparente procedencia común, se sabe que los pobladores de las siete principales Islas Canarias vivían de forma independiente, ignorándose los unos a los otros, ya que no conocían la navegación6. Todo ello propició un cierto grado de consanguinidad entre los habitantes de cada una de las islas. En 1402, Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, soldados normandos que representaban a los reyes de Castilla iniciaron la conquista de las islas, empezando por la de Lanzarote6. En 1496, se conquista la última de ellas, la isla de La Palma. Los colonizadores procedían de diversos puntos de la Península Ibérica, principalmente, de Castilla y Andalucía. Después de la conquista, las islas fueron poblándose con descendientes de los aborígenes (más bien pocos), de los propios conquistadores, pero, también, fueron acudiendo judíos procedentes de Portugal y de la propia península7, africanos subsaharianos8,9 y, más tarde, descendientes de los aborígenes de América9 y europeos que huían de las guerras de religión10. A pesar de la aparente diversidad genética, fue cierta la existencia de una alta tasa de consanguinidad, como se ha demostrado, recientemente, por ejemplo, en la isla de la Gomera11. Esta alta consanguinidad, tenía razones geográficas obvias y sociales (los matrimonios entre parientes permitían mantener el patrimonio familiar). De hecho, los contactos frecuentes entre habitantes de las distintas islas se han generalizado únicamente en los últimos decenios.
Por todo ello, es factible que exista una concentración génica diferente en las distintas islas. Esa es la razón por la que explicamos la diversidad en la frecuencia de algunas glomerulopatías que repetidamente se observa año tras año en los hospitales de las dos provincias canarias. Nuestra teoría genética se sustenta también en la diferencia en la prevalencia de hialinosis segmentaria y focal en otros registros nacionales. Así, en población china, se ha descrito que esa entidad supone sólo el 6% de las glomerulopatías12 mientras que en estudios realizados en Italia y en Holanda la frecuencia es del orden del 20.7%13 y 27.5%14, respectivamente.
En el momento actual, estamos empezando a buscar mutaciones en diversos genes que se expresan en el podocito en los pacientes con síndrome nefrótico idiopático de nuestras islas15,16. Esperemos que con el paso del tiempo podamos saber las razones genéticas exactas por las cuales existen diferencias tan marcadas en la prevalencia de determinadas glomerulopatías en un ámbito geográfico de tan escasa extensión territorial como son las Islas Canarias.