Sr. Director:
La hipertensión arterial en el anciano es de causa fundamentalmente esencial, y la coartación de aorta es una causa excepcional1. La supervivencia media de los pacientes con coartación de aorta es baja, sólo un 25% supera los 50 años de edad2,3; en la mayoría de estos casos se trata de mujeres, debido a una menor tendencia al desarrollo de arteriosclerosis y de hipertensión4.
Se describe un caso de un paciente varón de 83 años de edad, que ingresa para realizar una intervención quirúrgica de un carcinoma epidermoide paranasal izquierdo, que presentó como complicación un hematoma cervical compresivo que precisó traqueotomía urgente. Entre sus antecedentes personales destacaba una hipertensión arterial refractaria de larga evolución. A la exploración física presentó una auscultación cardiopulmonar normal, con pulsos distales presentes en extremidades superiores y abolidos en las inferiores. La presión arterial en la extremidad superior derecha fue de 182/81 mmHg, claramente superior a la del lado izquierdo, con cifras de 130/75 mmHg, estas últimas similares a las de las extremidades inferiores. Analíticamente no se evidenciaron datos de hipertensión secundaria suprarrenal, tiroidea o renal.
En el ecocardiograma se describió una hipertrofia importante del ventrículo izquierdo en localización septal. En la radiografía se observaron una leve cardiomegalia y el signo de la «E invertida» (figura 1), lo cual, junto con la diferencia de presión arterial en ambas extremidades superiores, nos orientó hacia el diagnóstico de una probable coartación aórtica. Por todo ello, se realizó una TAC torácica con contraste, en la que se evidenció, en el cayado aórtico, distal a la salida de los troncos supraaórticos, una dilatación postestenótica de 3,7 cm de diámetro máximo, compatible con una coartación aórtica (figura 2).
Tras valorar la situación clínica, el estadio tumoral (T2, N2b, M0) y la importante comorbilidad de la intervención quirúrgica, se decidió realizar tratamiento conservador.
En conclusión, el diagnóstico de coartación de aorta debería descartarse siempre ante todo paciente con hipertensión arterial refractaria. Para ello, una correcta exploración física con palpación de pulsos distales y la medición de cifras tensionales entre extremidades nos orientará hacia su diagnóstico.
Figura 1. Radiografía de tórax
Figura 2. TAC torácica