La icodextrina es un polímero de la glucosa derivado del almidón que se metaboliza en la maltosa. Su uso en diálisis peritoneal (DP) ha supuesto una alternativa a la glucosa como agente osmótico obteniendo una mayor ultrafiltración (UF) en permanencias prolongadas.
En general, la icodextrina es bien tolerada por los pacientes, pero se han descrito reacciones cutáneas asociadas al uso de la misma. Presentamos nuestra experiencia con 2 pacientes que presentaron reacciones cutáneas al uso de la icodextrina.
Primer caso: mujer de 73 años con insuficiencia renal crónica secundaria a nefritis intersticial por infecciones urinarias de repetición. Presentaba antecedentes de toxicodermia grave por furosemida. Inició DP en noviembre de 2013. Tras 2 años en DP, se añadió icodextrina para aumentar la UF. Siete días más tarde la paciente consultó por prurito generalizado, mal estado general, sensación distérmica y aparición de exantema maculo-papular eritematoso descamativo confluente principalmente en pliegues submamarios (fig. 1). No presentó afectación de extremidades ni lesión de mucosas. Se diagnosticó de toxicodermia farmacológica y se decidió retirar la icodextrina sustituyéndola por glucosa al 2,3%. El servicio de dermatología realizó pruebas de alergia epicutáneas a la icodextrina que resultaron negativas. A los 7 días de la retirada se objetivó una mejoría importante de las lesiones en tronco, permaneciendo zonas de descamación residual en las palmas de las manos. A los 14 días tras la suspensión de la icodextrina la paciente quedó asintomática.
Segundo caso: varón de 26 años sin alergias conocidas con insuficiencia renal por episodio de microangiopatía trombótica secundaria a acidemia metilmalónica. En abril de 2016 inició DP procedente de hemodiálisis con 3 recambios diurnos de glucosa al 1,27% y un recambio de icodextrina nocturna. A las 3 semanas el paciente consultó por prurito generalizado de predominio nocturno y aparición de lesiones eritematodescamativas en palmas de las manos (fig. 2) y plantas de los pies, sin afectación de mucosas. Se remitió a dermatología y se diagnosticó de toxicodermia medicamentosa en fase poscrítica. Ante la posible relación de las lesiones con el uso de icodextrina, se decidió su suspensión. Tras 15 días de la suspensión se objetivó la desaparición del prurito y de las lesiones cutáneas.
La afectación cutánea asociada al uso de la icodextrina puede presentarse de manera muy diversa. Desde prurito localizado y pequeñas zonas descamativas en palmas y plantas1 hasta prurito generalizado y lesiones exfoliativas que afectan al tronco y extremidades, y que pueden ser potencialmente graves2. Debido a esta variabilidad de presentación, la incidencia de lesiones cutáneas debidas a la icodextrina oscila desde un 7,8%3 a un 17%4,5 según las distintas series reportadas.
El mecanismo por el cual la icodextrina causa toxicidad cutánea no está bien definido. Se especula que pueda deberse a una reacción de hipersensibilidad tipo iv, semejante a la que causa el uso de soluciones con dextrano, ya que la composición química de ambos polímeros es muy similar1,4. La reacción cutánea ocurre generalmente al poco tiempo de iniciar el tratamiento con icodextrina, y su desaparición es rápida tras la suspensión1,3,4. En la mayoría de situaciones1,2,4 la retirada de la icodextrina es necesaria para la resolución total del cuadro. Sin embargo, en situaciones de afectación leve, se ha descrito la desaparición de las lesiones sin necesidad de retirar la icodextrina3.
Pese a las limitaciones en nuestros 2 casos, dado que ambos carecen de biopsia cutánea, pensamos que las reacciones cutáneas asociadas al uso de la icodextrina y su forma de presentación deben ser conocidas por el nefrólogo para poder sospecharlas cuando aparezcan en pacientes en DP.