Sr. director:
Saccharomyces cerevisiae (S. cerevisiae) es una levadura utilizada habitualmente en la elaboración del pan y en las fermentaciones alcohólicas 1. Su aislamiento como patógeno en humanos es poco frecuente. Guarda relación con la capacidad de colonizar el tubo digestivo y con su utilización como probiótico en el tratamiento y la prevención de la diarrea asociada a Clostridium difficile y en otras enfermedades 2.
Describimos un caso de peritonitis por S. cerevisiae en un paciente sometido a diálisis peritoneal ambulatoria. Se trata de un varón de 59 años al que se le diagnosticó hace 25 años una diabetes Mellitus tipo II con: retinopatía fotocoagulada, hipertensión arterial y nefrolitiasis asintomática en polo inferior del riñón izquierdo que evolucionó a una insuficiencia renal avanzada por lo que fue incluido en un programa de diálisis peritoneal.
Este paciente acudió a urgencias por presentar dolor retroesternal, nauseas, vómitos, disfagia a alimentos sólidos y dolor abdominal difuso. Quince días antes fue diagnosticado de peritonitis con cultivo negativo por el Servicio de Nefrología. Esta se trató, empíricamente, con vancomicina y ceftazidima, persistiendo el líquido turbio en los días posteriores. Por todo ello se ingresó al paciente y se remitió líquido peritoneal al Servicio de Bioquímica y al de Microbiología donde se cultivó éste en los medios habituales. El recuento celular fue de 350 leucocitos siendo un 46% polimorfonucleares.
A las 24 horas el laboratorio de Microbiología emitió un informe preliminar con el resultado de Candida sp, pendiente de identificación de la especie y además se informó vía telefónica al Servicio de Nefrología. El paciente fue tratado, inicialmente con fluconazol más 5-fluocitosina.
Al día siguiente la levadura se identificó con el Sistema VITEK 2 como S. cerevisiae, esta identificación se confirmó con el sistema API ID 32C (ambos de BioMerieux), a su vez se realizó antifungigrama con el sistema SENSITITRE siendo sensible a todos los antifúngicos testados (Anfotericina B, Fluconazol, Itraconazol, Ketoconazol, 5-fluocitosina, Voriconazol y Caspofungina) y se emitió el informe definitivo. Cuando se comunicó el aislamiento de este hongo al nefrólogo nos dijo que el paciente era panadero.
Ante este resultado se modificó el tratamiento antifúngico, suspendiéndose el fluconazol y tratándose la infección con 5- fluocitosina (500 mg cada 12 horas, tras una dosis de carga de 2 g el 1er día) y Anfotericina B liposomal (70 mg/IV el 1 día, 150 mg/IV el 2 día y 200 mg/IV desde el 3 día), presentando el paciente buena tolerancia al tratamiento. Después de 5 días el recuento celular del líquido fue menor y a los 14 días ya era normal, siendo el líquido claro. Tras 20 días de tratamiento el paciente mejora y es dado de alta.
Aunque S. cerevisiae no es un patógeno muy frecuente, se ha visto implicado principalmente en diversos procesos clínicos, como fungemias relacionadas con catéteres, artritis, peritonitis, infección diseminada en SIDA avanzado y en neutropénicos 3.
Hemos encontrado tres casos publicados de peritonitis, por esta levadura, en pacientes con diálisis peritoneal ambulatoria 4, 5, 6.
Nuestro paciente pudo infectarse por esta levadura ya que él y su mujer están en contacto directo diariamente con este hongo porque son panaderos. En los casos publicados no se hace referencia a cuál pudo ser la fuente de infección.
Anfotericina B constituye el fármaco de elección en el tratamiento empírico 7. Nuestra cepa fue sensible ¿in vitro¿ a todos los antifúngicos testados. En la bibliografía consultada S. cerevisiae suele ser sensible ¿in vitro¿ a Anfotericina B y a 5-fluorocitosina, mientras que hay algunas cepas resistentes o potencialmente resistentes a la acción de derivados azólicos 8. Por todo esto, cuando se aisle esta levadura, es aconsejable modificar el tratamiento si se ha iniciado con algún derivado azólico, como se hizo en el caso de nuestro paciente. Los datos referentes al tratamiento de este hongo son escasos, ya que como hemos dicho su aislamiento es poco frecuente.
Aunque las peritonitis fúngicas en pacientes en diálisis peritoneal a veces requieren de la retirada del catéter peritoneal, en nuestro caso no hizo falta ya que tras el tratamiento el paciente evolucionó bien.