Introducción: El litio es un fármaco ampliamente reconocido como estabilizador del estado del ánimo. La ingestión crónica de litio puede ser potencialmente nefrotóxica, especialmente en situaciones de depleción de volumen. Entre las manifestaciones del daño renal provocado destacan diabetes insípida nefrogénica, debido a que se desarrolla resistencia a la ADH, con poliuria y polidipsia como consecuencia, e hiperparatiroidismo, lo cual se asocia con hipercalcemia e hipocalciuria. Menos comúnmente, la terapia a largo plazo puede asociarse con nefritis crónica intersticial, acidosis tubular renal, enfermedad de cambios mínimos o glomerulonefritis focal y segmentaria.
Caso clínico: Presentamos el caso de una mujer de 44años con antecedentes de trastorno esquizoafectivo a tratamiento con litio, hipotiroidismo e hiperprolactinemia.
Acude a urgencias por clínica neurológica a modo de disartria, inestabilidad y bradipsiquia. Se determina litemia de 3,85 y fracaso renal agudo. Se realiza hemodiálisis urgente, precisando hasta tres sesiones de diálisis para la estabilización de los niveles de litemia.
Durante su ingreso, la paciente desarrolla hipernatremia con poliuria e hipercalcemia, junto con un nuevo deterioro del nivel de conciencia.
Tras veinte días de ingreso, desaparece la clínica neurológica y la paciente es dada de alta, suspendiéndose tratamiento con litio tras intoxicación y añadiendo tiazida y cinacalcet para tratar la diabetes insípida nefrogénica y el hiperparatiroidismo secundario a ella.
Conclusión: El litio es un fármaco ampliamente utilizado en nuestros días. Sin embargo, no está exento de riesgos, ya que tanto las intoxicaciones puntuales como su uso crónico se han asociado con la aparición de diversas complicaciones. La terapia crónica con litio favorece el desarrollo de diabetes insípida nefrogénica, que implica su retirada si es posible. En cambio, si causa hiperparatiroidismo la suspensión de litio no implica la normalización de PTH, por lo que en algunas ocasiones se requiere hiperparatiroidectomía. Las concentraciones séricas de litio deben ser estrictamente monitorizadas.