Presentamos el caso de una mujer de 75 años de edad, hipertensa de larga evolución con historia urológica de pielonefritis de repetición, que precisa en Junio de 1992 una nefrectomía del riñón derecho. Desde entonces mantiene una función renal estable con un filtrado glomerular entre 35-40 ml/min/1,73m² según MDRD-abreviado. En Mayo de 2002 en una ecografía abdominal de control, se detecta un aneurisma de aorta abdominal subrenal de 3,5cm de diámetro que se controla periódicamente. En TAC abdominal de Julio 2006, se observa un crecimiento del aneurisma, que alcanza los 5.6 cm de diámetro y que se acompaña de una estenosis de la arteria renal izquierda en el punto de origen, de aproximadamente el 50% y de una arteria renal polar inferior que irrigaba más de un tercio del riñón (Figura 1). A pesar de las dificultades técnicas en Febrero del 2007 se procede a la colocación de una endoprótesis infrarrenal aorto-uniliaca, que deja libre la salida de la arteria polar y de la arteria renal izquierda (Figura 2). Desde ese momento la paciente ha manteniendo una función renal estable con un aceptable control de tensión arterial.
Los aneurismas de aorta abdominal constituyen una patología muy prevalente, con una incidencia que varía dependiendo de la edad y del sexo. Los aneurismas de aorta abdominal habitualmente son asintomáticos y se detectan de forma casual. En muchas ocasiones la primera manifestación es la ruptura (con un riesgo bajo para aneurismas ≤ 5,5cm de diámetro, pero alto para diámetros superiores), con una mortalidad del 80% para los que se rompen.
Durante años pacientes mayores y pluripatológicos, eran desestimados para la cirugía, hasta que en 1991 surgen las prótesis endovasculares. Esta técnica consistente en la colocación de una prótesis sintética en Y con dos brazos, una para la aorta abdominal y una arteria iliaca y otra para la arteria iliaca contralateral, insertadas a través de la arteria femoral común y guiadas mediante radioscopia. La prótesis se coloca próxima al cuello del aneurisma y los stents utilizados garantizan la posición de la prótesis evitando la migración. Existen además prótesis con ventanas para las arterias renales, en el caso de que el aneurisma englobe las mismas.
En nuestro caso era prioritario preservar la arteria polar inferior, lo que dejaba un saco aneurismático corto, motivo por el cual se utilizó una prótesis aorto-uniilica que se combinó con un bypass femoro-femoral que garantizara la vascularización de la pierna izquierda. En ese momento se decidió no actuar sobre la estenosis de la arteria renal ya que la ésta no era significativa.
Con la colocación de prótesis endovasculares, se ha conseguido una alternativa terapéutica menos agresiva, con bajas tasas de mortalidad y ha supuesto una opción para pacientes que eran desestimados para la cirugía convencional.