Sr. Director: Hemos leído atentamente el artículo de Gallego et al 1 donde describen un paciente que presenta un cuadro de gastroenteritis severa 12 horas después de consumir setas silvestres, seguido de un fracaso renal agudo e importante citolisis hepática. Mejora con tratamiento y al 7º día presenta de nuevo fracaso renal que no precisó de terapia renal sustitutiva. Esta evolución denominada con ambigüedad “síndrome mixto”, junto con la opinión de un micólogo experto que no es nombrado como autor ni aparece en los agradecimientos, hace sospechar a los autores la co-ingestión de Amanita phalloides y Cortinarius orellanus 1, este último poseedor de la toxina orellanina que da nombre al síndrome orellánico.
En nuestra opinión, no hubo síndrome orellánico. Se trata más bien de una intoxicación por setas hepatotóxicas del género Amanita o Lepiota portadoras de amatoxinas que en un tercio de los casos, se acompañan de fallo renal secundario entre el 5º y 10º día post-ingeta 2. Piqueras 2 en una serie de 77 casos valorables detectó nefropatía secundaria en 28, de los cuales 27 también presentaron insuficiencia renal al inicio, como en el caso que nos ocupa 1. Esto puede ser debido fundamentalmente a la hipovolemia inicial con hipoperfusión renal, y en algunos casos a la persistencia de diarreas tras la mejoría de la analítica hepática que permitiría el alta de la unidad de cuidados intensivos junto con la retirada de la fluidoterapia intensiva. Todo esto viene a apoyar la importancia del restablecimiento enérgico de los líquidos perdidos durante la fase gastrointestinal, tanto en los primeros días como en días posteriores 3.
Opinamos que es remota la posible implicación del Cortinarius orellanus en el caso, ya que las intoxicaciones por setas portadoras de la toxina orellanina se han observado en el Norte y Este de Europa y son excepcionales en el ámbito mediterráneo 4.
La revisión del síndrome orellánico de Saviuc et al 4 sobre 245 casos, determinaron un retardo medio de 8´5 días en la aprición del fallo renal agudo, con una evolución hacia la IRC del 50%. El peor pronóstico lo presentaron aquellos con patología renal previa y aparición precoz del fallo renal. Sin embargo el caso expuesto por Gallego et al 1 tuvo una evolución favorable sin precisar terapia renal sustitutiva a pesar de la aparición relativamente precoz del fallo renal agudo para un síndrome orellánico.
Lo expuesto nos lleva a cuestionarnos el diagnóstico botánico de las setas responsables, una semana después de la ingesta. Sospechamos que se realizó mediante la descripción de las setas dada por el paciente o recolector y/o la presentación de fotografías, métodos que han demostrado ser poco fiables para la identificación de especies fúngicas 5 si lo comparamos con el estudio de material en fresco y posterior análisis al microscopio óptico.
Concluimos recordando que la aspiración naso-gástrica continuada alternada con carbón activado junto con una diuresis forzada mantenida, son los 2 pilares fundamentales en el tratamiento inicial de las intoxicaciones por setas hepatotóxicas.