Comentario a:
Nefrologia 2013;33(3):372-6.
PMID:23640118 [PubMed - in process]
Sr. Director:
Hemos leído con mucho interés el artículo de Ojeda y colaboradores recientemente publicado en Nefrología1. En este estudio los autores identificaron la presencia de deshidratación previa a la internación como un factor de riesgo para la recuperación incompleta de la función renal durante el seguimiento de niños con síndrome urémico hemolítico asociado a diarrea (SUH D+).
Previamente, nosotros habíamos comunicado que la presencia de deshidratación al momento del diagnóstico en los niños con SUH D+ aumentaba la posibilidad de requerir diálisis en la etapa aguda. Adicionalmente, observamos que dichos pacientes presentaron un período oligoanúrico y dialítico significativamente mayor que los normohidratados; sin embargo, nuestro estudio estuvo enfocado exclusivamente en el período agudo de la enfermedad2. En cambio, el presente estudio buscó identificar si determinadas variables clínicas previas a la hospitalización permitían predecir el desarrollo de secuela renal alejada. Aunque los autores encontraron como único predictor de secuela la presencia de deshidratación al momento del diagnóstico, en la discusión del trabajo sostienen que sus pacientes con lesión renal alejada presentaron «mayor deterioro agudo de la función renal» que los pacientes sin secuela. Teniendo en cuenta que el mejor predictor de secuela renal en pacientes con SUH D+ es la duración del período oligoanúrico3, creemos que informar la duración de este en los grupos con y sin secuela, así como la significación estadística resultante de esa comparación, permitirá interpretar más acabadamente el estudio. Asimismo, los autores reportan que los pacientes con recuperación incompleta de la función renal requirieron diálisis con más frecuencia (12 de 13 pacientes; 92,3 %) que aquellos sin secuela (9 de 23 pacientes; 39,1 %), pero sin alcanzar significación estadística (p = 0,2052). Nos llamó la atención la diferencia de porcentaje entre ambos grupos (92,3 % frente a 39,1 %) y nos permitimos recalcular dicha comparación, obteniendo un p valor de 0,0039 (test exacto de Fisher) con una odds ratio de 18,66, intervalo de confianza al 95 % (2,05-169,34), lo que implicaría, si nuestra estimación es correcta, que los pacientes con secuela necesitaron dializar en forma significativamente más frecuente. Por consiguiente, en caso de que tanto el período oligoanúrico como la necesidad de diálisis hubieran sido significativamente mayores en los pacientes con daño renal alejado, surge preguntarnos si el predictor real de secuela es la deshidratación inicial o la disfunción renal más severa de la fase aguda (posiblemente agravada por la depleción de volumen concomitante en los pacientes deshidratados).
Según nuestro punto de vista, aunque no necesariamente correcto, la deshidratación condiciona mayor lesión renal en la etapa aguda, siendo la severidad de esta, inferida por la necesidad de diálisis y la duración del período oligoanúrico, la que finalmente aumenta el riesgo de desarrollar secuela. No creemos adecuado asociar la deshidratación al ingreso con el desarrollo de daño renal alejado sin considerar lo sucedido en la etapa aguda de la enfermedad. Sin embargo, coincidimos con los autores en que para obtener conclusiones definitivas al respecto deberán realizarse estudios prospectivos con mayor número de pacientes; mientras tanto, destacamos la importancia de evitar la depleción de volumen en los pacientes en riesgo de desarrollar SUH D+.
Conflictos de interés
Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.