Sr. Director:
En numerosas ocasiones, los clínicos podemos comprobar como problemas relativamente banales se convierten en factor de confusión diagnóstica o incluso en desencadenantes de mayores complicaciones.
En los pacientes sometidos a diálisis peritoneal, el estreñimiento puede convertirse en un gran problema al dificultar, e incluso llegar a impedir por completo, la función de drenaje del catéter peritoneal1. Por una parte, porque puede facilitar el desplazamiento del catéter hacia áreas del abdomen superior y, por otra, porque, aun con el catéter bien posicionado, un intestino rígido dificulta la recuperación del líquido peritoneal infundido. Más del 50% de las disfunciones de catéter están relacionadas con esto y a veces nos obliga a establecer estrategias con tratamientos laxantes de forma intensiva2. El estreñimiento, a su vez, es un factor a considerar en el desarrollo de hernias y complicaciones por presión de la pared abdominal e incluso en el paso de bacterias desde la luz intestinal y el desarrollo de peritonitis3.
El estreñimiento puede asociarse a varios factores, como a un cierto grado de paresia intestinal, una movilización insuficiente, una dieta pobre en fibra, impuesta a veces por las restricciones en el consumo de frutas, y frecuentemente es consecuencia de la medicación administrada por problemas concomitantes. Diversos tratamientos administrados a los pacientes en diálisis pueden ocasionar o agravar esta situación, como las resinas utilizadas para la hiperkalemia o los quelantes del fósforo. El carbonato de lantano es un quelante del fósforo, sin aporte de calcio ni de aluminio, eficaz en el control de la hiperfosforemia y, al ser un compuesto radiopaco, da lugar a imágenes radiológicas muy características4. Sin embargo, como otros quelantes, es capaz de ocasionar un estreñimiento que puede ser difícil de solucionar por los medios convencionales5. La peritoneografía puede ayudarnos en el diagnóstico de los problemas mecánicos de este tipo.
Presentamos el caso de un paciente en el que el carbonato de lantano ocasionó un importante estreñimiento y, con ello, el desplazamiento del catéter hasta el punto de hacer imposible la técnica de diálisis peritoneal.
Se trata de un paciente varón de 47 años, con insuficiencia renal crónica por nefropatía intersticial secundaria a reflujo, en hemodiálisis desde 1990. Recibió un primer trasplante renal en 1991 con trasplantectomía posterior por disfunción crónica, y un segundo trasplante en 1999 perdido por idéntica patología, por lo que regresó a hemodiálisis en 2010. Por intolerancia al segundo injerto, fue sometido a embolización de éste. Debido a un hiperparatiroidismo secundario e hiperfosforemia, estaba siendo tratado con carbonato de lantano, 750 mg cada 8 horas. Por fracaso de varios accesos vasculares, se propuso al paciente ser trasferido a diálisis peritoneal y se implantó un catéter de Tenckhoff recto de doble cuff. Durante el entrenamiento se objetivó malfunción del catéter, con drenajes incompletos, por lo que se realizó radiografía de abdomen, (figura 1) y peritoneografía (figura 2). Éstas mostraron, además de los restos de material radiopaco de la embolización del injerto, gran cantidad de material fecal en todo el marco de intestino grueso conteniendo imágenes radiolucentes de restos de carbonato de lantano. El catéter peritoneal aparecía mal posicionado hacia el ángulo hepático del colon, y el contraste de la peritoneografía quedaba totalmente encapsulado entre el colon trasverso y el borde inferior hepático que queda claramente dibujado, sin difundir al resto de la cavidad abdominal. La suspensión del lantano y un tratamiento laxante intenso resolvieron progresivamente el estreñimiento y la encapsulación del contraste, no así la mala posición del catéter, que hubo de ser recolocado posteriormente.
Las imágenes radiológicas presentadas explican por sí solas el mecanismo de producción y las consecuencias mecánicas de éste.
Conflictos de interés
Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.
Figura 1. Radiografía simple de abdomen
Figura 2. Peritoneografía