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Vol. 32. Núm. 3.Mayo 2012
Páginas 275-418
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Progresión de la enfermedad renal crónica. Prevalencia de ansiedad y depresión en la poliquistosis renal autosómica dominante
Progression of chronic kidney disease. Prevalence of anxiety and depression in autosomal dominant polycystic kidney disease
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HIRICAREa, Tais Pérez-Dominguezb, Armando Rodríguez-Pérezc, Miguel A. García-Belloa, Nisa Buset-Ríosa, Francisco Rodríguez-Esparragóna, Yanet Parodis-Lópezd, José C. Rodríguez-Péreze
a Unidad de Investigación, Servicio de Nefrología, Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, Las Palmas de Gran Canaria,
b Centro de Hemodiálisis RTS-Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
c Departamento de Psicología Social, Cognitiva y Organizacional, Universidad de La Laguna, La Laguna, Tenerife,
d Centro de Hemodiálisis RTS-GranCanaria, Las Palmas de Gran Canaria,
e Servicio de Nefrología y Unidad de Investigación, Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
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Sr. Director:

La poliquistosis renal autosómica dominante (PQRAD) afecta a las condiciones físicas de los pacientes y repercute en el estado emocional de quienes la padecen1. La ansiedad y la depresión son los trastornos psicológicos que se han asociado con mayor frecuencia a las enfermedades renales crónicas (ERC)2.

La depresión es un trastorno afectivo que se asocia con la emergencia de un sentimiento de pérdida que experimentan muchos pacientes con fallo renal al constatar que pierden autonomía, que padecen un deterioro en el desempeño físico y ven como se altera su rol familiar y laboral. Y, a pesar de ser el problema psicológico más común entre las personas con ERC, no se ha estudiado en profundidad en relación con las distintas etapas de la progresión de la enfermedad3.

El segundo perfil psicológico más asociado a la ERC, la ansiedad, se configura como una respuesta de alerta del organismo a situaciones que implican peligro, amenaza o novedad. Sin embargo, cuando la ansiedad se mantiene en ausencia del peligro, o no se puede hacer frente a éste, la ansiedad se convierte en patológica. Entonces se distorsiona la conducta4 del paciente, se desajusta su relación con el personal sanitario y con la familia, e incluso se altera el cumplimiento de las prescripciones médicas.

Además, padecer alguno de estos dos trastornos psicológicos en las primeras etapas de la ERC predice un elevado riesgo de mortalidad en los pacientes en estadios más avanzados del trastorno renal5. Si bien la tecnología ha logrado disminuir la mortalidad de los pacientes con ERC, la presencia de depresión y ansiedad aumenta los riesgos de suicidios6.

Ahora bien, la alta prevalencia de depresión en pacientes con enfermedades renales crónicas está mediada por el solapamiento entre los síntomas físicos que medimos en la depresión y aquellos que experimentan los pacientes en diálisis, consecuencia de su alteración nefrológica. Dado que este solapamiento puede llevar a una sobrestimación de la prevalencia de este problema psicológico en pacientes renales, es preciso incrementar el rigor y la exactitud con vistas a un diagnóstico válido. Una forma de avanzar en esta línea es emplear el cuestionario de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HAD)4, tal como hicimos nosotros en el estudio que llevamos a cabo, ya que esta medida no contempla los síntomas físicos en el cómputo total para el diagnóstico de depresión, sino exclusivamente los síntomas cognitivos característicos de este trastorno afectivo7.

Por todo ello, llevamos a cabo una investigación con el objetivo de estudiar la prevalencia de ansiedad y depresión en pacientes con PQRAD. Además, nos propusimos relacionar los síntomas concretos de estos dos trastornos psicológicos con variables clínicas8.

Para el primer objetivo de nuestro estudio, calculamos las prevalencias de ansiedad y depresión para los pacientes con PQRAD (tabla 1). Así, las cifras de prevalencia de estos dos problemas psicológicos de las personas con PQRAD en hemodiálisis (HD) son menores que las encontradas en personas sin PQRAD en el mismo tratamiento (55,9% de pacientes con depresión y 46,72% de pacientes con ansiedad). En cambio, las cifras de depresión estimadas para los pacientes que no están aún en HD se asemejan a las encontradas por Hedayati et al.9 Pero no podemos establecer comparaciones con la prevalencia de ansiedad de los pacientes que no están en HD debido a que no existen estudios que abarquen este tema.

Para el segundo objetivo, relacionar los síntomas concretos de estos dos trastornos psicológicos con dos variables clínicas (tiempo en HD y tiempo desde el diagnóstico), las previsiones eran más inciertas, ya que no hay estudios concretos que aborden este tema.

Un análisis pormenorizado de los ítems y de estas variables clínicas para explorar la relación de las puntuaciones en la escala HAD con estar o no en HD y con respecto al tiempo en HD y el tiempo transcurrido desde el diagnóstico desveló algunas diferencias significativas.

Concretamente, encontramos que estar o no en HD influía en la sensación de lentitud e inquietud. Parece que el tiempo de permanencia en diálisis juega un papel importante en varios ítems del cuestionario (tabla 2). Así, como demuestran Watnick et al., los síntomas depresivos y ansiosos son más comunes al comienzo de la entrada en diálisis10.

Por el contrario, nos encontramos con que, cuando analizamos la sensación de lentitud (tabla 2), las puntuaciones en este ítem eran mayores en las personas que llevaban entre 2,2 años y 22 años en HD, frente a los que llevaban entre 0 y 4 meses. Esta relación, contraria a la que encontramos con los ítems de ansiedad mencionados arriba, se ve apoyada por diversos estudios que afirman que los pacientes que llevan más de un año con tratamiento en diálisis tienen mayor tendencia a la depresión11.

Otro de los resultados sugiere que el tiempo que hacía desde que el paciente recibió el diagnóstico se relacionaba significativamente con tener la mente llena de preocupaciones y experimentar sentimientos repentinos de pánico (tabla 2). De esta manera, las puntuaciones eran mayores entre las personas que sabían que padecían PQRAD desde hacía entre 0 y 12 meses que en aquellos que hacía entre 14 y 25 meses que habían recibido la noticia. Consideramos que estos hallazgos confirman que las preocupaciones acerca de los problemas están más latentes conforme están más próximos en el tiempo.

En conclusión, nuestro estudio avala la idea de que las personas con PQRAD presentan una prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión más altas que en la población general12, independientemente de estar en diálisis o no. Creemos necesario que se realicen más estudios de investigación que consideren los aspectos psicológicos del paciente con PQRAD para atender sus necesidades biopsicosociales de la mejor manera posible. La identificación temprana de los problemas psicológicos, así como la delimitación del contexto, permite reducir las disparidades en el desarrollo y la progresión de la enfermedad renal a corto y largo plazo, así como mejorar la calidad de vida de los pacientes que la padecen.

 

Agradecimientos

 

Este artículo se ha realizado gracias a la financiación del proyecto de investigación Análisis Genético y Evaluación Psicosocial de pacientes con Poliquistosis Renal Autosómica Dominante en la Provincia de Las Palmas, de la Caja Insular de Ahorros de Canarias (Caja de Canarias) y la Fundación Mapfre Guanarteme.

 

Conflictos de interés

 

Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.

Tabla 1. Relación puntuación del cuestionario de Ansiedad y Depresión Hospitalaria

Tabla 2. Relación puntuación media de los ítems del cuestionario de Ansiedad y Depresión Hospitalaria

Bibliografía
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