Sr. Director:
La necrosis de pene es una entidad rara de la cual se han descrito pocos casos en enfermos en diálisis. En estos puede estar asociada a diabetes mellitus (DM) poco controlada, a calcifilaxia y muy raramente a embolismos de colesterol 1-9.
El diagnóstico es clínico tras examinar los antecedentes patológicos, la exploración física y realización de otros estudios como la biopsia de piel1,3,6,8.
Presentamos el caso de un varón de 77 años portador de marcapasos con DM II, retinopatía y nefropatía diabéticas, arteriopatía periférica, hipertensión arterial y fibrilación auricular que 3 meses antes de iniciar hemodiálisis, presentó exacerbación de las lesiones por arteriopatía en extremidades inferiores (EEII), evolucionando a necrosis seca en dedos de pie izquierdo y úlceras en cara externa de ambas piernas. Se realizó una arteriografía que objetivó obliteración arterial distal en ambas EEII no revascularizable, aconsejándose curas tópicas e intensificación del tratamiento analgésico. A los dos meses del inicio de la diálisis, la evolución de las lesiones en pierna izquierda fué más tórpida, existiendo además signos de robo en mano izquierda por fístula arteriovenosa humeral y aparición de lesión en glande de aspecto necrótico, no supurativa y dolorosa (Fig. 1). Existía un buen control de la tensión arterial y analíticamente un óptimo control del perfil lipídico, productos fosfo-cálcico de 42 mg2/dl2, PTH de 187 pg/ml y HbA1c del 7%. Se realizó biopsia cutánea de lesión peneana y de úlcera en cara anterior de pie derecho. Se estableció el diagnóstico diferencial entre calcifilaxia (pero la ausencia de otras lesiones sugestivas de esta patología y el correcto producto fosfo-cálcico así como de las cifras de PTH la hacían poco probable), con lesión vasculítica (aunque tampoco existía clínica sistémica compatible), con embolismos de colesterol y ya más probablemente con lesión isquémica en el contexto de angiopatía ateroesclerótica. El estudio anatomopatológico en ambas regiones mostró lesiones de necrosis isquémica sin calcificaciones arteriales ni signos de embolismos de colesterol. Dada la precariedad clínica del paciente, se descartó una posible limpieza quirúrgica de las úlceras de pierna izquierda o la amputación de ésta. Por ello se establecieron curas paliativas, siendo éxitus a los pocos días.
El tratamiento de la necrosis de pene puede ser conservador, controlando la posibilidad de infección mediante desbridamiento de las áreas necróticas, antibióticos, oxígeno hiperbárico etc1,3. En los casos asociados a calcifilaxia es imperativa la normalización del calcio y fósforo séricos, inclusive la realización de paratiroidectomía si es necesaria4. Algunos autores sugieren un manejo quirúrgico temprano como la penectomía subtotal o total5,6.
Existe una alta mortalidad cuando la necrosis de pene se presenta en personas con DM e insuficiencia renal siendo de más del 50% a los 6 meses1,7,8.
A diferencia de los casos descritos y revisados por Stein y col.7 en enfermos en tratamiento renal substitutivo en los cuales la necrosis de pene se asoció a calcificación arterial ante productos fosfo-cálcicos superiores a 70 mg2/dl2 por hiperparatiroidismo secundario, en nuestro caso no se evidenciaron estas alteraciones. Aunque la muerte de este paciente no se debió a la lesión peneana por sí sola, es de interés su descripción ya que puede sernos de gran ayuda el conocimiento de esta entidad. Además el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno pueden ser determinantes en la evolución y pronóstico de estos enfermos.
Fig1. Lesión de aspecto necrótico en glande
Bibliografía