La Sociedad Española de Nefrología (SEN) desde su creación ha manifestado gran interés por la formación de sus socios y por incorporar los nuevos avances científicos al bagaje de la especialidad1–3. En los últimos años también ha existido un interés creciente en la formación de los estudiantes de medicina, en relación con las enfermedades renales. Una preocupación general de los nefrólogos es la falta de interés creciente para elegir la especialidad de nefrología por los estudiantes de medicina4. En este contexto, se han generado multitud de iniciativas encaminadas a facilitar el aprendizaje, así como a hacer más atractiva la especialidad para los futuros residentes5,6.

Uno de los proyectos fue la creación del grupo de Universidad de la SEN como grupo abierto a los socios en el que se fomentase la participación de todos y que hiciera propuestas de mejora. Entre sus objetivos prioritarios está el conocer la docencia de la nefrología en el grado de medicina en las facultades de nuestro país, para analizar cómo se está llevando a cabo desde la implantación del Plan de Bolonia. Este conocimiento nos permitirá establecer estrategias comunes de docencia para todos los profesores y alumnos implicados. Por otro lado, también es importante conocer cuáles son las estructuras docentes asociadas con las facultades, y en concreto, las instituciones hospitalarias en las que los alumnos hacen prácticas.

Otro objetivo esencial del grupo de universidad es conocer la situación del profesorado que enseña nefrología. Hasta la fecha no existía ningún estudio que abordase este problema. Desde este conocimiento, se podrán realizar medidas correctoras o estimuladoras para que los nefrólogos mejoren sus carreras universitarias, hecho que redundará en beneficio de nuestros alumnos.

Para nuestro estudio hemos utilizado fuentes de organismos públicos e información de las páginas web de las universidades. Como no existía un registro centralizado del profesorado de nefrología, y por otra parte, cada universidad ha adaptado su docencia a los medios con los que contaba, el procedimiento que hemos elegido fue realizar una encuesta por parte de la SEN y luego contactar directamente con los profesores de cada facultad para confirmar los datos.

Nuestro estudio es el primero que aborda la docencia en el grado de medicina de las facultades españolas y creemos que puede aportar información útil para establecer estrategias docentes comunes para los alumnos y para los profesores de la asignatura.

En un contexto de transformación de la docencia en general, y la universitaria en particular, como el actual, este conocimiento ofrecerá oportunidades de colaboración para todos los socios de la SEN, quienes podrán compartir tanto materiales docentes como metodologías de enseñanza y evaluación.

Este es el primer estudio sobre la situación de la enseñanza de la nefrología en nuestro país, desde que se ha generalizado el grado en medicina a raíz del Proceso de Bolonia.

Hemos observado que existen diferencias entre las distintas comunidades autónomas respecto al número de nefrólogos que trabajan en el Sistema Nacional de Salud y también hemos constatado la creciente presencia femenina y la elevada proporción de nefrólogos menores de 50 años.

Hemos de señalar un hecho conocido y es que las notas de corte para entrar a estudiar medicina en las universidades públicas siguen siendo muy altas, reflejo del atractivo que la profesión médica tiene entre los jóvenes estudiantes. Es una situación que se repite año tras año y es un privilegio para los profesores tener alumnos con un perfil cognitivo excelente a la entrada en nuestras instituciones.

Nuestro estudio pone de manifiesto que los estudiantes disponen para su aprendizaje de numerosas instituciones sanitarias. No hemos podido analizar con detalle la disposicón de centros de salud u otros dispositivos de atención primaria o específicos. La dotación de camas por alumno es muy heterogénea y está relacionada lógicamente con el número y tipo de hospitales asociados con las facultades, oscilando entre 0,2 y 4,7 camas por alumno matriculado. Aunque el número de camas puede utilizarse como indicador, nuestro estudio no ha podido analizar otros ámbitos docentes que también son muy útiles en la enseñanza, como las consultas externas o unidades especiales (como diálisis peritoneal, hemodiálisis, nefrología intervencionista, técnicas de imagen, etc.). Sin duda, estas otras alternativas contribuyen a la formación de un modo decisivo, ya que permiten el contacto del estudiante con pacientes con muy diversas patologías. También consideramos que para optimizar las prácticas es muy importante realizar una organización adecuada de las mismas, teniendo en cuenta los periodos en los que rotan por las instituciones sanitarias los distintos cursos de cada facultad.

Respecto al profesorado, constatamos el escaso número de profesores vinculados o con relación estable con la universidad. Los catedráticos y profesores titulares representan el 13% de los profesores asociados. Solamente 16 facultades tienen catedráticos o profesores titulares, dos universidades catalanas tienen profesores agregados y ocho universidades tienen profesores contratados doctores. Esto condiciona que en la enseñanza de la nefrología tanto teórica, y sobre todo práctica, tenga un peso determinante la existencia de un número elevado de profesores asociados. Además, hemos constatado que en los últimos tres años se ha producido el paso de seis profesores (catedráticos y titulares) a eméritos. De los 10 catedráticos actuales, siete tienen prevista la jubilación antes del 2025, y de los 12 profesores titulares, cinco la tienen prevista antes de esa fecha. En definitiva, la mayoría de los profesores vinculados tienen una edad superior a los 55 años. Por otra parte, la distribución de estos profesores es heterogénea y se concentra fundamentalmente en las universidades de Madrid, Cataluña y Andalucía.

Algunas comunidades han creado la figura del profesor contratado doctor, que puede ayudar a paliar la situación. Se requiere una acreditación por la ANECA o ante el organismo equivalente de la comunidad autónoma; en la actualidad esta acreditación es menos exigente que la de profesor titular de universidad. También en Cataluña existe la figura del profesor agregado con una relación estable con la universidad.

Aunque el papel docente de los profesores asociados es indiscutible, creemos que se les está pidiendo demasiado a cambio de unos emolumentos escasos, que incluso en ocasiones no han cubierto los meses de verano. Llamamos la atención sobre este aspecto que es una clara debilidad de nuestro sistema docente. Por otro lado, hay que señalar que la selección de los profesores asociados se realiza con baremos en ocasiones anticuados, y a veces con falta de transparencia. Finalmente, aunque lo ideal sería que todos ellos tuvieran el título de doctor, esto no sucede en muchos casos.

La propuesta del Grupo de Universidad de la SEN es realizar acciones que potencien la investigación cooperativa con colaboración entre grupos para mejorar el curriculum vitae investigador de sus socios, ya que la parte más débil en el sistema de acreditación de la ANECA suele ser la investigadora. Por otro lado, proponemos crear un comité asesor dentro del Grupo, que facilite información y ayuda a los nefrólogos para una eventual acreditación en las instituciones actuales (como la ANECA a nivel nacional o las agencias de las comunidades autónomas), tanto como profesor ayudante, contratado doctor o titular de universidad, así como estimular la formación en competencias educativas tan importantes en la enseñanza de la medicina.

Nuestro estudio ha revelado también otros aspectos relevantes. Uno de los más significativos ha sido constatar la heterogeneidad de los contenidos impartidos en las distintas universidades. Basándonos en la revisión exhaustiva de las guías docentes, todos los alumnos del grado de medicina tienen contacto durante las prácticas con la nefrología. Sin embargo, sorprende la gran disparidad en cuanto al curso en el que se imparte la asignatura (predominantemente en cuarto), la asociación con otras especialidades (la mayoría de las facultades junto con urología) y la distribución de la docencia teórica (tanto clases teóricas como seminarios). Esta situación va en contra de lo que Bolonia pretendía, que era favorecer la movilidad de estudiantes entre las universidades. La historia pasada de las universidades y su autonomía a la hora de diseñar los programas docentes, guías y asignaturas ha propiciado esta realidad. Los temarios teóricos y de seminarios son absolutamente heterogéneos y aunque contienen, como no podría ser de otra manera, los temas principales de la nefrología, cada institución lo hace de una forma diferente. Pensamos que intentar homogeneizar las guías docentes de nuestro país es una tarea fuera del grupo de Universidad de la SEN, al estar la nefrología incarcerada en otras asignaturas, e incluida en planes docentes relativamente rígidos. Proponemos realizar una aproximación diferente creando de materiales docentes comunes que puedan ser utilizados libremente por profesores, residentes y alumnos, teniendo en cuenta la experiencia de otros países, así como los nuevos modelos de práctica clínica basados en el envejecimento de la población, presencia creciente de comorbilidades e interacción con la atención primaria.

También nos han sorprendido los distintos métodos evaluativos utilizados. Nuestra propuesta no iría en la dirección de realizar evaluaciónes idénticas, sino en compartir experiencias de evaluación de las prácticas (como la utilización de portafolios similares consensuados, utilización de miniCEX, talleres de habilidades, evaluación con casos clínicos, ECOEs, etc.) o el disponer de bancos de preguntas comunes que puedan ser utilizados por todos los profesores, si así lo desean. En última instancia, sería favorecer el aprendizaje de nuestros alumnos para que aprendan nefrología y la apliquen durante su residencia y posterior ejercicio médico.

Finalmente, no quisiéramos dejar pasar la oportunidad de señalar que la enseñanza en general y la de la medicina en particular están cambiando a un ritmo acelerado14,15. Es un reto fascinante, y más desde que hemos tenido esta crisis sanitaria en 2020, la incorporación de la enseñanza basada en simulación, así como los métodos on line de un modo generalizado en nuestras facultades. Aunque estos métodos no constituyan la panacea, ya que el médico también debe aprender actitudes y valores relacionados con la comunicación, trabajo en equipo y aspectos éticos, entre otros, no dudamos que la tecnología actual nos hará modificar muchas cosas, entre ellas la forma de enseñar. Existen muchas experiencias docentes que podemos utilizar y que ayudarán a nuestros alumnos a entender la complejidad de la nefrología. Es esencial que seamos capaces de transmitir nuestra pasión por la especialidad, con estrategias que han tenido éxito en otros países y que ponen en valor el cuidado de los pacientes con enfermedad renal crónica, nuestra capacidad de entender sus problemas personales y sociales asociados con la cronicidad, nuestro exquisito celo a la hora de valorar las alteraciones analíticas que padecen, las técnicas de hemodiálisis y diálisis peritoneal, la valoración de las biopsias renales, la incorporación de técnicas diagnósticas como la ecografía de modo generalizado, y un sinfín de oportunidades a nuestro alcance16,17. En el mundo actual no podemos olvidar las posibilidades que la tecnología nos ofrece, y en particular la aportación de las redes sociales; la utilización de videos, podcasts, blogs, webinars y otras, está revolucionando la enseñanza en todos los niveles y la nefrología no debe quedar al margen, como ya se ha apuntado por muchos autores18–21.

Por otro lado, nuestros alumnos también nos demandan que seamos capaces de enseñarles otros aspectos de la medicina y la nefrología, no estrictamente científicos, como formación en bioética, habilidades de comunicación con los pacientes y gestión de la carga emocional de la práctica clínica22. Nuestros pacientes nos ofrecen siempre esta oportunidad porque padecen enfermedades crónicas y frecuentemente nos enfrentamos con problemas éticos relacionados con su diagnóstico y tratamiento. Además, nuestra especialidad se ha caracterizado también, desde sus orígenes, por expandirse a otras especialidades relacionadas con la gestión, como la seguridad del paciente, organización de recursos materiales y humanos, planificación estratégica, prevención de enfermedades, y otros ámbitos que cada vez van a tener más trascendencia en el quehacer de los médicos del futuro.

Desde el grupo Universidad de la SEN podemos dar un impulso muy importante a estas nuevas formas creando materiales docentes homogéneos para todo el país, por parte de nefrólogos expertos en cada tema, utilizando casos clínicos para los estudiantes, realizando diseños con pacientes para las ECOEs, ayudándonos en el diseño y preparación de los trabajos de fin de grado y máster (TFGM) de nuestros alumnos, etc. En definitiva, llevar a cabo nuestra obligación ética de enseñar a los alumnos, y por extensión a residentes y compañeros nefrólogos, con actividades y materiales que no deben limitarse al ámbito académico, sino que deben trascender incluso nuestra especialidad para que las utilicen otros sanitarios de atención primaria o especializada.

En definitiva, nuestra sociedad debe continuar teniendo una mentalidad abierta a estas nuevas formas de enseñanza, incorporando todas las innovaciones útiles que mejoren la formación de los alumnos, residentes y nefrólogos.

La presente investigación no ha recibido ninguna beca específica de agencias de los sectores público, comercial, o sin ánimo de lucro.

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.