Sr. Director:
En relación con la carta publicada en el presente número de la revista de Nefrología referente a la intoxicación por salicilatos, nos gustaría realizar algunas puntualizaciones.
En primer lugar, queremos agradecer a los Dres. Nogué y Dueñas sus comentarios, dado que nos parece que pueden sernos de gran ayuda en el manejo de estas intoxicaciones.
Respecto a la acidificación urinaria, hacen bien en dudar de que se llegase a realizar, puesto que, como describimos posteriormente en el texto, se debe efectuar una alcalinización de la orina. La alcalinización urinaria busca aumentar el pH urinario con el objetivo de disminuir la reabsorción de salicilatos en el túbulo contorneado proximal. De hecho, eleva la excreción de los metabolitos entre 10 y 20 veces respecto a aquellos pacientes que no reciben dicho tratamiento1.
En lo referente a la administración de carbón activado y el lavado gástrico, está demostrada la disminución de la absorción del tóxico mediante ambas terapias y su uso dependerá del tiempo transcurrido desde su ingesta hasta la valoración médica. Está comprobado que la terapia combinada presenta unos resultados superiores a la monoterapia1, por lo que se recomienda en numerosas guías su administración conjunta. El lavado gástrico es una técnica muy útil en este tipo de intoxicación, fundamentalmente en la primera hora tras la ingestión del tóxico, aunque su indicación puede llegar a situarse entre las primeras 8 y 12 h si hablamos de salicilatos con protección entérica, como fue nuestro caso. Respecto al carbón activado, su potencia de acción también se sitúa en las primeras 2-4 horas posingesta2,3, siendo hoy en día un pilar básico en la mayoría de las intoxicaciones, como bien indican los Dres. Nogué y Dueñas. En el caso clínico que nos ocupa, se realizó lavado gástrico y no se administró carbón activado debido al tiempo transcurrido entre la ingesta y la valoración en Urgencias, que superaba las cuatro horas, por lo que el carbón activado sería poco efectivo.
Tras ser valorado y pautado el tratamiento con alcalinización urinaria, sueroterapia para corregir las alteraciones hidroelectrolíticas y lavado gástrico, ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos. Transcurridas cinco horas, y a pesar del tratamiento, la paciente presentó de forma progresiva una disminución del nivel de consciencia, hipotensión y un fracaso renal oligúrico, por lo que se decidió realizar hemodiálisis. En este caso está indicada la técnica de depuración extracorpórea dada la mala evolución clínica de la paciente (empeoramiento de estado neurológico, hipotensión mantenida pese a tratamiento con sueroterapia y fracaso renal agudo oligúrico), y no por sus niveles de salicilatos séricos1-3. Han sido numerosos los casos descritos en la literatura en los cuales niveles inferiores a 100 mg/dl han presentado un resultado fatal para el paciente, y numerosas las referencias que consideran también en estos casos la aplicación de la hemodiálisis para una rápida corrección del trastorno ácido base y de las alteraciones hidroelectrolíticas4,5, aunque bien es cierto que no existen estudios comparativos entre el tratamiento conservador y la técnica de diálisis. Según nuestro criterio, se debería consultar con un nefrólogo en situaciones de intoxicación por salicilatos para valorar la indicación de hemodiálisis, fundamentalmente en los casos de mala evolución clínica.
Conflictos de interés
Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.