Sr. Director:
Una de las aplicaciones prácticas de la estimación del filtrado glomerular (FG) mediante fórmulas es la adecuación de la prescripción farmacéutica en la enfermedad renal crónica oculta1, pudiéndose evitar posibles casos de iatrogenia, destacando por sus posibles repercusiones la inducción de hiperpotasemia2.
Mediante un proceso de muestreo aleatorio sistemático, seleccionamos una población de 4.014 pacientes mayores de 65 años de la provincia de Huesca, atendidos en centros de salud dotados con el sistema informático OMI-AP (Organización y Management informático de la Atención Primaria, Stacks @), que permite controlar la prescripción farmacéutica. Tras las exclusiones por diferentes motivos, determinamos el FG mediante la fórmula MDRD abreviada en 3.286. Como resultado, detectamos a 291 pacientes portadores de una insuficiencia renal oculta (coexistencia de cifras de creatinina sérica normales junto con un FG estimado <60 ml/min/1,73 m2). En 269 de estos pacientes recogimos los principios activos prescritos por sus médicos de cabecera de modo agudo o crónico durante 12 meses (año 2007). Dentro de este grupo, 211 de ellos (72,5%) estuvieron expuestos a fármacos, solos o en combinación, que pueden favorecer la hiperpotasemia. La media del potasio sérico de los 211 pacientes fue de 4,553 ± 0,52 meq/L (IC 95% 4,48-4,62) (mediana 4,6) (rango 3,1-6). Considerando hiperpotasemia3 a partir de 5 meq/l, resultó que 30 pacientes de los 211 la presentaron a lo largo de los 12 meses de seguimiento. En la tabla 1 se detallan los diferentes de fármacos prescritos a estos pacientes, junto con las cifras de potasio sérico de cada subgrupo. La combinación más frecuente fue la de un AINE, junto con un IECA o ARA II. En monoterapia, los AINE fueron los fármacos más frecuentemente asociados a hiperpotasemia. Por el diseño del estudio, no se realizó un seguimiento individualizado de los pacientes para averiguar si la hiperpotasemia tuvo consecuencias clínicas. No obstante, no es descartable que así fuese en los casos más extremos (siete pacientes presentaron una kaliemia igual o superior a 5,7 meq/l).
Nuestro estudio constata la importancia del ajuste posológico adecuado y la revisión por parte del clínico de la indicación de ciertos fármacos en pacientes afectos de enfermedad renal crónica, que puede pasar desapercibida si sólo se utiliza la creatinina para su estimación4. Afortunadamente, en nuestra provincia disponemos de la estimación del FG mediante MDRD desde hace unos meses. Al igual que ya sucede en algunos hospitales de nuestro país5, donde desde farmacia se emiten una serie de alertas cuando se prescribe un fármaco potencialmente peligroso a pacientes ingresados con el FG disminuido, sería deseable que en Atenció Primaria ambién se implementara algún sistema de este tipo. Por ejemplo, el sistema OMI-AP actualmente ya emite una alerta cuando el facultativo prescribe un fármaco al paciente que previamente se ha registrado como inductor de una reacción alérgica. Si además este u otros sistemas informáticos combinaran la información del FG del paciente con los ajustes precisos en el vademécum, se evitaría una gran cantidad de consecuencias de una prescripción inadecuada.
Tabla 1.