INTRODUCCIÓN
El virus de la hepatitis C (VHC) es un virus ARN de cadena simple identificado en 1989. Forma parte de la familia Flaviridae, con seis genotipos diferentes (Hepacivirus) sin inmunidad cruzada y con diferentes subtipos cada uno1. Esta diversidad hace que tanto epidemiológicamente como en la historia natural de la enfermedad podamos encontrar diferencias2.
Al menos 170 millones de individuos en el mundo (más del 3 % de la población) son sintomáticamente infectados en la actualidad por el VHC. Dependiendo de las características del huésped, hasta ahora no bien conocidas, posiblemente inmunitarias, y de las características del virus, en más del 35 % de los casos el ARN viral es erradicado espontáneamente a lo largo de los seis meses posteriores a la infección aguda. En el resto de los casos el virus permanece desarrollando una hepatopatía crónica por VHC donde el virus replica aparentemente de forma indefinida2.
La replicación se produce mediante la síntesis de la cadena de ARN complementaria llamada cadena negativa o antigenómica3,4.
En su evolución a lo largo de los años, la hepatopatía por VHC puede evolucionar a la fibrosis hepática y en porcentaje bajo al carcinoma hepatocelular5, lo cual justifica el tratamiento de la hepatopatía, y la forma más evolucionada de esta, la consideración de candidato a lista de espera de trasplante hepático6. Dado que no existe aún vacuna para este virus y que el tratamiento no es eficaz, en un porcentaje considerable de los casos no parece probable que la carga socioeconómica y epidemiológica disminuya en los próximos años.
El diagnóstico de la infección por VHC se hace usualmente con la detección de anticuerpos anti-VHC o encontrando en suero el ARN del VHC7. En general, si se desarrolla la hepatopatía crónica puede valorarse el tratamiento con interferón pegilado y ribavirina, y en casos seleccionados añadir alguno de los inhibidores de la proteasa para obtener mayor tasa de respuesta. Según el genotipo, los 2 y 3 reciben 24 semanas de tratamiento y el 1 y 4 precisan en general 48 semanas de tratamiento. Si en la determinación se aprecia en suero ARN indetectable y enzimas normales, se considera respuesta virológica al tratamiento. Si perdura en el tiempo por encima de los seis meses posteriores, en los que la recidiva es más frecuente, se habla de respuesta virológica sostenida al tratamiento. En estos clásicamente se puede pensar que se ha aclarado el virus. Esto está descrito en entre el 45-55 % en el genotipo 1 y en más del 90 % en los genotipos 2 y 3. Menos precisa es la tasa de respuesta en el genotipo 47-9.
En los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), el VHC tiene importancia ya que se encuentra involucrado en diferentes campos:
CONCEPTO DE INFECCIÓN OCULTA POR EL VIRUS DE LA HEPATITIS C
En el año 2004 se describe una nueva forma de hepatitis por el VHC que se denomina «infección oculta por el VHC»14. Se describió esta forma en pacientes hasta entonces diagnosticados de hepatitis criptogénica, ya que tienen enzimas hepáticas alteradas sin causa conocida que lo justifique y anti-VHC y ARN del VHC negativos en suero pero positivos en células mononucleares en sangre periférica (CMSP), y de ellos en el 57 % se encuentra ARN del VHC en el tejido hepático15. Antes de hacer el diagnóstico de infección oculta por VHC deben excluirse causas no virales de enfermedad hepática (tóxicas, metabólicas, inmunitarias, fármacos)16.
El que se pueda comprobar replicación viral en células hepáticas o CMSP determinará la potencial infectividad e identificará la presencia de virus en pacientes con anti-VHC-negativos y ARN-negativos o con anti-VHC positivos pero ARN-negativos después del tratamiento antiviral17-19.
Asimismo, posteriormente se identificó el ARN del VHC en cantidades mínimas en el suero de pacientes con infección oculta por VHC diagnosticada por ARN y replicación viral en CMSP o en tejido hepático, utilizando una técnica de ultracentrifugación e identificación posterior del ARN en suero mediante una técnica muy sensible de real time PCR que permite detectar cantidades mínimas de ARN viral de las mismas características que el detectado en CMSP o tejido hepático20. La posibilidad de combinar las técnicas de CMSP y ultracentrifugación aumenta el índice de detección del 70 % al 87 %20. Más aumenta el porcentaje de cadena antigenómica detectada en hígado cuando la ultracentrifugación es positiva en relación con los pacientes negativos, por lo que podría considerarse la ultracentrifugación como representante de la replicación viral hepática20. Se evaluó también el daño hepático en relación con la elevación de enzimas. No se encontraron diferencias entre las enzimas hepáticas o daño hepático respecto a la positividad por ultracentrifugación, como ocurre con la infección clásica por el VHC, en la que el daño hepático no depende de los niveles séricos del ARN del VHC20.
Este método podría considerarse como una alternativa metodológica más para detectar ARN-VHC en suero después de ultracentrifugación en pacientes serológicamente negativos para la infección por el VHC por los medios clásicos de detección. También puede ser de utilidad el método de ultracentrifugación en pacientes que han recibido tratamiento, en los que el ARN del VHC en suero es negativo por los medios habituales, para ver si existe viremia en títulos bajos que pudiera predecir la reactivación en pacientes con respuesta virológica sostenida. Comparando el tiempo de aparición del ARN en CMSP y por ultracentrifugación en suero, aparece más precozmente en la ultracentrifugación y si permanece positiva a lo largo del tiempo puede ser índice de reactivación tardía postratamiento. Todo ello confirma la actuación del hígado como posible reservorio del VHC postratamiento en un considerable número de casos en pacientes con respuesta virológica sostenida21. Serían necesarios más estudios para ver la utilidad de esta técnica, que actualmente no es de rutina.
En el año 2009, Quiroga et al. describieron un método de detección de anticuerpos IgG al VHC core para detectar infección oculta por el VHC en pacientes con marcadores serológicos en suero negativos, incluidos PCR del VHC. Sobre 145 pacientes estudiados, el 40,7 % con infección oculta por el VHC (ARN en tejido hepático, con serología negativa y PCR negativa en suero) muestran en algún momento del estudio evolutivo anticuerpos anti-VHC core positivo22.
La lesión hepática en la infección oculta por el VHC, aunque en general es más benigna, presenta valores más bajos de hierro, enzimas hepáticas y alfafetoproteína con mayor hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia que la forma clásica. Pacientes con hepatopatía crónica por el VHC presentan mayor actividad necroinflamatoria (96 %) y fibrosis (75 %) que los que presentan infección oculta por el VHC, con 31 % y 15 %, respectivamente, si bien se han evidenciado casos de cirrosis (4,4 % frente a 7,2 % en forma clásica) e incluso hepatocarcinoma23.
En un trabajo realizado con pacientes con infección oculta por el VHC con biopsia hepática y ARN en CMSP con seguimiento a 50 meses, se pone de manifiesto que la detección de la viremia en la forma oculta de VHC, si bien puede ser intermitente a lo largo del tiempo, en una parte importante es mantenida, aunque se detecte ARN en título bajo, lo que implicaría una infección permanente, como se ha evidenciado en pacientes con ARN en CMSP después del tratamiento con ARN en suero por PCR negativa17,23.
Existe evidencia de distintos genotipos en la infección oculta por el VHC, diferentes al 1, fruto de los diferentes patrones epidemiológicos de los países en los que se han realizado los estudios23.
Una reciente publicación ha puesto de manifiesto en individuos sanos sin afectación hepática la presencia de VHC oculto, detectando ARN en CMSP en un 3,3 % de la población italiana estudiada con enzimas hepáticas normales, ARN por PCR y anticuerpos anti-VHC en suero negativos15. La prevalencia del VHC en la población italiana es del 2,7 % si se consideran los anticuerpos anti-VHC positivos. Este hallazgo podría implicar una mayor prevalencia de infección oculta por el VHC que la descrita hasta ahora, ya que los pacientes siempre, salvo en el caso de los que habían recibido el tratamiento y presentaban anti-VHC positivos, tenían enzimas hepáticas elevadas.
Son necesarios más estudios para confirmar estos hallazgos y el seguimiento de la historia natural de la infección oculta por el VHC para poder valorar su trascendencia epidemiológica.
Infección oculta por el virus de la hepatitis C en pacientes en hemodiálisis
En el año 2008 se analizó la prevalencia de VHC oculto en 109 pacientes de diez unidades de hemodiálisis24, detectando la existencia de cadena genómica ARN-VHC en CMSP en los que, habiendo excluido otras causas de enfermedad hepática, aparecen glutamilpiruvicatransaminasa (GPT) superior a 28 UI/l o gammaglutamiltranspeptidasa (GGT) elevada (mayor de 45 UI/l). Además, se evaluó si el virus replica dentro de las células, para lo que se determinó ARN de cadena antigenómica del VHC24. También se determinó la presencia de ARN del VHC (cadena genómica) específica por real time en CMSP, apareciendo 49 positivos sobre 109 pacientes en hemodiálisis estudiados, lo que constituye un 45 % de prevalencia24.
Para comprobar la replicación del VHC en las CMSP se determinó cadena antigenómica por cadena específica real time PCR, encontrándose en 26/49 pacientes, lo que constituye el 53 % y sirve para demostrar la replicación. Esto hace a los pacientes portadores como potencialmente infecciosos. La replicación viral se confirmó por fluorescencia e hibridación in situ24.
En la tabla 1 se describen las diferencias entre los grupos VHC ocultos positivos y negativos. Considerando las medias de GPT y GGT en los seis meses previos, la media de GPT fue significativamente mayor en los pacientes con VHC oculto positivos frente a los VHC oculto negativos24. Los valores que se observaron como punto de corte en las enzimas hepáticas estarían dentro del límite de la normalidad para pacientes sin insuficiencia renal, pero, dado que en este colectivo se da hipotransaminasemia, los valores superiores ya se consideraron de interés25.
Por otra parte, se analizó la evolución de los pacientes del estudio apareciendo por regresión logística la mortalidad asociada a edad > 60 años, odds ratio (OR) 3,30 (intervalo de confianza [IC] al 95 % 1,95-10,33), e infección oculta por VHC, OR 3,84 (IC 95 % 1,29-11,43). Ningún paciente fallece de enfermedad hepática, pero los que fallecen con VHC oculto tienen niveles de GPT más altos que los que no tienen VHC oculto positivo. En una biopsia hepática realizada se aprecia cadena genómica y antigenómica en el hígado. Respecto a los genotipos, son predominantemente 1b24.
Con ello se deduce que la población de pacientes en hemodiálisis, que es población de riesgo para la infección clásica por VHC (con marcadores serológicos positivos por las técnicas habituales), es también de riesgo para la infección oculta por VHC24.
Los niveles de aminotrasferasas, signos clínicos y anticuerpos anti-VHC en suero tienen una limitada correlación con la actividad de la enfermedad hepática y no predicen la erradicación frente a la persistencia del virus en pacientes en hemodiálisis. Si bien la persistencia o ausencia de ARN del VHC parece relacionarse con la curación de la infección, no se conoce el valor predictivo de viremias aisladas en título bajo26.
En pacientes en hemodiálisis se pueden identificar distintos patrones de viremia para los infectados si realizamos un seguimiento a lo largo del tiempo.
Las técnicas de ultrafiltración y anticuerpos anti-VHC core podrían ser de utilidad para completar en el caso de la ultracentrifugación y como cribado si se comprueba su utilidad para pacientes en hemodiálisis para identificar la verdadera prevalencia de infección oculta por VHC y, con ello, adecuar las medidas o ajustar las medicaciones si corresponde.
En pacientes en hemodiálisis también podría existir infección oculta por VHC con enzimas normales15, cuya evaluación será útil a fin de analizar las posibles implicaciones en la trasmisión nosocomial, la necesidad o no de vigilancia en tratamientos con inmunosupresores y conocer si esta infección puede influir o no en la mortalidad a largo plazo, como se puso de manifiesto en el primer trabajo publicado.
La importancia que este hallazgo puede tener en pacientes con ERC en hemodiálisis es grande, por lo que merece ser abordado desde distintos puntos de vista:
A pesar de que según el Estudio de Vigilancia Epidemiológica del VHC en unidades de hemodiálisis españolas se ha conseguido reducir la prevalencia del VHC, que era elevada, con la concienciación de la necesidad de prevenir la transmisión, detectarlo precozmente y medidas de aislamiento dentro de las unidades para evitar la transmisión nosocomial27, no debemos olvidar que pueden existir virus o diferentes gérmenes en un futuro cuya transmisión haya que evitar, por lo que las precauciones universales que se describen en las guías de la Sociedad Española de Nefrología deben ser siempre de obligado cumplimiento28.
Son necesarios, al igual que en pacientes sin insuficiencia renal, estudios más amplios para poder establecer la prevalencia de la infección oculta por el VHC.
Conflictos de interés
La autora declara que no tiene conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.
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Tabla 1. Características de pacientes con virus de la hepatitis C oculto positivo y negativo