Sr. Director: En la actualidad disponemos de un amplio abanico de posibilidades en relación con el tratamiento de metabolismo óseo en hemodiálisis (1). Recientemente, aún con escaso tiempo de uso de Sevelamer para control de la hiperfosfatemia, muchos nefrólogos nos hemos decantado por el carbonato de lantano en base en gran medida al menor número de comprimidos necesarios para esta terapia (2).La manifestación secundaria más frecuente de estos fármacos se manifiesta a nivel de aparato digestivo, afectando fundamentalmente el tránsito gastrointestinal, como se comprende al tratarse de compuestos quelantes.
En nuestra Unidad tras 1 año de tratamiento de hiperfosforemia con el carbonato de lantano, el control puede considerarse aceptable, en cuanto a porcentaje de pacientes con niveles de fósforo < 5,5. La tolerancia en general ha sido buena, y hemos comprobado radiológicamente la existencia de restos de esta substancia en colon en más de una ocasión, lo que es normalmente esperable como está descrito.(3)
Presentamos el caso de un paciente que presentó un dolor abdominal intenso con paralización intestinal, no pudiendo descartarse el carbonato de lantano como agente casual o contribuyente.
Varón de 75 años de edad diagnosticado de nefropatía isquémica en hemodiálisis desde hace 5 años, que acude a Urgencias por dolor en fosa iliaca derecha. El paciente se presenta afebril, no tiene vómitos, sí estreñimiento. En la exploración se manifiesta ausencia de peristalsis y dolor a la palpación en fosa iliaca derecha. La analítica es anodina (ausencia de leucocitosis, amilasa y lipasa dentro de rangos ajustables al grado de uremia, etc.) En la Rx simple de abdomen se observa restos de carbonato de lantano en colon, dilatación de asas intestinales y en suma patrón pseudoobstructivo (fig 1).Se decide intervención quirúrgica ante la sospecha de sufrimiento de asa intestinal, con el diagnóstico prequirúrgico de isquemia intestinal.Es intervenido sin encontrarse signos trombosis mesentérica, las asas intestinales son de aspecto normal, así como el apéndice y el entorno abdominal.
Sin poder afirmar obviamente nada, sí es obligado sugerir una posible etiología iatrogénica en relación con la toma de lantano como se ha mencionado previamente y estar alerta ante la aparición de procesos similares al descrito.