Pannonibacter phragmitetus (P. phragmitetus) es un germen oportunista, bacilo Gram negativo, anaerobio facultativo, quimioorganotrofo y móvil, que rara vez es patógeno en humanos1. Se emplea en biorreactores para la desintoxicación de metales pesados y compuestos aromáticos policíclicos. La infección por este germen representa una amenaza para los pacientes inmunodeprimidos debido a su resistencia a múltiples antibióticos; sin embargo, la patogénesis y los mecanismos de resistencia todavía no están bien estudiados1. Se encontró por primera vez en hemocultivos (HC) humanos en 1975, en el Reino Unido. Hasta ahora, solo se han informado 5 casos de infecciones por P. phragmitetus en humanos, un caso de endocarditis sobre válvula protésica2, 2 casos de septicemia3, un caso de septicemia recurrente4 y un caso de absceso hepático5. A continuación, se describe el caso de un paciente con infección de catéter permanente de hemodiálisis y bacteriemia secundaria a P. phragmitetus.
Se trata de un paciente de 61 años, de sexo masculino, natural de Cuba, con antecedentes de hipertensión arterial y alergia a la penicilina. Fue remitido a nuestras consultas desde atención primaria por deterioro de la función renal (creatinina 6,67mg/dl, filtrado glomerular CKD-EPI 8ml/min y urea 178mg/dl) y anemia (hemoglobina 9g/dl). Este hallazgo fue descubierto de forma incidental en un análisis de rutina que se hizo a los 5 años de residir en nuestro país. Se le realizó el estudio inmunológico que fue negativo y ecográficamente los riñones presentaban datos de cronicidad. El paciente inició programa de hemodiálisis en octubre 2018 a través de catéter permanente yugular derecho, solicitándose realización de fístula arteriovenosa (FAV) como acceso vascular definitivo. Al mes y medio de iniciar terapia renal sustitutiva, el paciente hizo un viaje a su país natal donde continuó realizando sus sesiones habituales. El primer día que reinició hemodiálisis en nuestra unidad, presentó un cuadro clínico caracterizado por fiebre durante la sesión, sin compromiso del estado general. No se encontró foco infeccioso en los sistemas respiratorio, genitourinario y gastrointestinal, y la piel pericatéter se encontraba sin secreción ni eritema. En los análisis destacaba: hemoglobina 11,2g/dl y leucocitos 7.560/mm3, sin desviación a la izquierda, y una PCR de 6,3mg/l. Ante la sospecha de infección de catéter vascular, se extrajeron 3 HC y se inició tratamiento empírico con vancomicina y gentamicina. Al segundo día, nos informaron del crecimiento en todos los HC de P. phragmitetus. Ante estos hallazgos, se repitieron los cultivos y se confirmó el aislamiento. En el antibiograma, el microorganismo era sensible a imipenem, amikacina y ciprofloxacino; y resistente a piperacilina/tazobactam, ceftazidima, gentamicina, tobramicina y cotrimoxazol. Tras obtener estos resultados, se decidió suspender el tratamiento con vancomicina y gentamicina, y se inició antibioterapia con ciprofloxacino oral, con muy buena respuesta clínica y analítica, negativizando los HC. También se realizó ecocardiograma que descartó la presencia de endocarditis. El paciente no precisó ingreso. A las 3 semanas, se pudo retirar el catéter permanente ya que se consiguió puncionar adecuadamente la FAV. En la actualidad, el paciente es trasplantado renal y no ha presentado nuevos episodios de bacteriemia por P. phragmitetus a pesar de llevar tratamiento inmunosupresor.
En pacientes que viajan a países en vías de desarrollo se debe contemplar la posibilidad de infecciones por gérmenes inusuales. Esto es importante en enfermos portadores de dispositivos permanentes e inmunodeprimidos, como es el caso de aquellos en hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante renal. El interés de este caso radica en que no se han descrito bacteriemias producidas por este germen en pacientes en diálisis con catéter permanente. En la literatura consta que el P. phragmitetus es resistente a múltiples antibióticos. Nuestro paciente presentó muy buena evolución tras recibir tratamiento vía oral con quinolonas.