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jnavgon&#64;gobiernodecanarias&#46;org</p><p class="elsevierStylePara">No creo necesario en esta editorial comentar en profundidad hechos absolutamente conocidos en relaci&#243;n a la diabetes mellitus &#40;DM&#41;&#44; fundamentalmente la diabetes tipo 2 &#40;DM-2&#41;&#58; su importancia como enfermedad de elevada prevalencia&#59; las proyecciones para el futuro pr&#243;ximo&#44; seg&#250;n las cuales en poco m&#225;s de 15 a&#241;os habr&#225; en el mundo m&#225;s de 300 millones de diab&#233;ticos&#59; las dram&#225;ticas complicaciones que asocia&#58; factor de riesgo cardiovascular de primer orden y primera causa de ceguera&#44; amputaciones no traum&#225;ticas y enfermedad renal cr&#243;nica subsidiaria de tratamiento sustitutivo&#59; as&#237; como responsable de unos elevad&#237;simos costes&#44; tanto personales&#44; sociales como econ&#243;micos&#46; Sin embargo&#44; quisiera aprovechar esta oportunidad para verter en estas p&#225;ginas algunos comentarios sobre la cruel paradoja a la que nos enfrentamos diariamente en nuestra labor de atenci&#243;n al paciente diab&#233;tico&#46;</p><p class="elsevierStylePara">En la &#250;ltima d&#233;cada hemos asistido a importantes progresos en el conocimiento de diversos aspectos de la DM&#44; que nos ha permitido mejorar nuestra comprensi&#243;n de los mecanismos involucrados en el desarrollo de la enfermedad y en la aparici&#243;n y progresi&#243;n de sus complicaiones&#44; y lo que es m&#225;s relevante&#44; hemos sido capaces de establecer estrategias terap&#233;uticas eficaces de la mano de la investigaci&#243;n de car&#225;cter traslacional&#46; Hoy en d&#237;a existe evidencia cient&#237;fica s&#243;lida que demuestra los indudables beneficios para el paciente diab&#233;tico de medidas tales como el adecuado control de glucemia<span class="elsevierStyleSup">1&#44;2</span>&#44; de los l&#237;pidos<span class="elsevierStyleSup">3&#44;4</span> y de la presi&#243;n arterial<span class="elsevierStyleSup">5&#44;6</span>&#44; el bloqueo del sistema renina-angiotensina<span class="elsevierStyleSup">7-9</span>&#44; el uso de aspirina<span class="elsevierStyleSup">10&#44;11</span>&#44; el examen oftalmol&#243;gico<span class="elsevierStyleSup">12</span> y el cuidado de los pies<span class="elsevierStyleSup">13&#44;14</span>&#46; A pesar de todo ello&#44; la DM contin&#250;a siendo causa l&#237;der de morbilidad y mortalidad&#46; </p><p class="elsevierStylePara">En este n&#250;mero de NEFROLOG&#205;A&#44; Mora y cols&#46; presentan un estudio cuyo objetivo fue analizar las caracter&#237;sticas de la poblaci&#243;n diab&#233;tica que es remitida a las consultas de Atenci&#243;n Especializada de Nefrolog&#237;a&#44; prestando especial atenci&#243;n al control de los factores de riesgo cardiovascular y a la aplicaci&#243;n de los esquemas terap&#233;uticos que han demostrado su eficacia en retrasar la progresi&#243;n de la enfermedad renal y reducir la morbi-mortalidad&#46; En este estudio&#44; que incluy&#243; 150 pacientes &#40;el 98&#37; diab&#233;ticos tipo 2&#44; con un tiempo medio de evoluci&#243;n de la enfermedad de 14&#46;5 a&#241;os&#41;&#44; la gran mayor&#237;a &#40;m&#225;s del 90&#37;&#41; enviados por su m&#233;dico de Atenci&#243;n Primaria &#40;AP&#41;&#44; casi la mitad de los casos fueron remitidos por insuficiencia renal y un tercio por proteinuria&#46; Cuando se analiz&#243; la funci&#243;n renal en funci&#243;n de los criterios de las gu&#237;as DOQI<span class="elsevierStyleSup">16</span>&#44; dos tercios de los pacientes presentaban un aclaramiento de creatinina inferior a 60 ml&#47;min&#46; Se observ&#243; HTA &#40;usando como criterio una TA &#62; 130&#47;80 mmHg&#41; en el 97&#37; de los pacientes&#44; presentando dislipemia &#40;definida como niveles s&#233;ricos de LDL-colesterol superiores a 100 mg&#47;dl&#44; de triglic&#233;ridos superiores a 150 mg&#47;dl&#44; o la necesidad de tratamiento hipolipemiante&#41; el 92&#46;6&#37; de los casos&#46; Respecto a los esquemas terap&#233;uticos empleados&#44; un tercio de los pacientes no recib&#237;an tratamiento con bloqueadores del sistema renina-angiotensina&#44; mientras que&#44; a pesar de que el 87&#37; de los casos presentaba un LDL-colesterol superior a 100 mg&#47;dl&#44; s&#243;lo un 37&#37; recib&#237;an estatinas&#46; Finalmente&#44; un tercio de los pacientes no recib&#237;a tratamiento con antiagregantes plaquetarios&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Este estudio es un ejemplo que ilustra el incremento en la incidencia y prevalencia de insuficiencia renal secundaria a ND en un contexto donde existen estrategias terap&#233;uticas capaces de reducir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad renal y de enlentecer su progresi&#243;n&#46; Esta situaci&#243;n&#44; sobre todo a la vista del incremento de la DM y de las proyecciones plasmadas en el &#171;Estudio F&#225;rmacoecon&#243;mico sobre Nefropat&#237;a Diab&#233;tica &#40;ND&#41; en Espa&#241;a&#187;&#44; que cifra en m&#225;s de 136&#46;000 el n&#250;mero de pacientes con ND para el a&#241;o 2009<span class="elsevierStyleSup">15</span>&#44; genera diversas reflexiones que me gustar&#237;a compartir&#46;</p><p class="elsevierStylePara">La primera de ellas se relaciona con el espectacular aumento en la prevalencia de la DM-2&#44; con varias razones que pueden explicar este hecho&#58; 1&#41; los cambios de los h&#225;bitos diet&#233;ticos y del estilo de vida&#44; con dietas hipercal&#243;ricas y costumbres sedentarias que favorecen el incremento de la masa corporal&#44; la aparici&#243;n de obesidad y el desarrollo de DM-2&#59; 2&#41; el envejecimiento de la poblaci&#243;n&#44; que supone un aumento en la prevalencia de esta enfermedad&#59; y 3&#41; la mayor supervivencia de los pacientes diab&#233;ticos&#44; que determina la posibilidad de que se desarrollen las complicaciones asociadas a la DM&#46; En la actualidad existe suficiente evidencia que demuestra que se puede actuar para prevenir el desarrollo de la DM-2&#44; y por consiguiente&#44; prevenir la aparici&#243;n de ND en los pacientes predispuestos&#46; Recientes estudios han demostrado que estrategias basadas en cambios en los h&#225;bitos y el estilo de vida son eficaces para prevenir el desarrollo de la DM-2 &#40;17&#41;&#46; Sin embargo&#44; todav&#237;a estamos muy lejos de conseguir que estas medidas&#44; por otra parte tan b&#225;sicas como la tan nombrada dieta sana o el ejercicio f&#237;sico habitual&#44; sean integradas como verdaderos h&#225;bitos de salud por nuestra sociedad&#46; Es una responsabilidad compartida&#44; que incumbe a la clase m&#233;dica&#44; estamento que atiende a pacientes en riesgo de desarrollar esta patolog&#237;a&#44; a las autoridades sanitarias&#44; como encargados de velar por la salud de la poblaci&#243;n&#44; y tambi&#233;n a los propios ciudadanos&#44; como protagonistas absolutos en el escenario de una vida saludable libre de enfermedad&#46;</p><p class="elsevierStylePara">La segunda reflexi&#243;n se encuadra en la atenci&#243;n al paciente con diabetes ya establecida&#46; En este contexto cobra especial relevancia el papel de la AP como primer punto de contacto que los servicios sanitarios proporcionan a la poblaci&#243;n&#46; El &#225;mbito de la AP posee caracter&#237;sticas intr&#237;nsecas de gran importancia para la lucha contra la diabetes y sus complicaciones&#58; 1&#41; el acceso a la poblaci&#243;n&#44; ya que frente a la atenci&#243;n hospitalaria&#44; que atiende a una parte muy peque&#241;a de pacientes&#44; la AP permite cubrir un amplio porcentaje de poblaci&#243;n&#44; con la posibilidad de actuaci&#243;n hacia el contexto familiar y comunitario&#59; 2&#41; la relaci&#243;n continua y estrecha con los pacientes&#44; que ofrece la oportunidad inigualable de la continuidad en la observaci&#243;n del paciente en su marco contextual&#59; y 3&#41; la oportunidad de atenci&#243;n al paciente en los estadios m&#225;s precoces de la enfermedad&#44; evidentemente&#44; lejos de aquellas situaciones caracterizadas por complicaciones ya establecidas que habitualmente se tratan en &#225;mbitos especializados&#46; Es en este contexto de la AP donde la aplicaci&#243;n de la evidencia cient&#237;fica en relaci&#243;n a la prevenci&#243;n del desarrollo y progresi&#243;n de las enfermedades y sus complicaciones cobra su m&#225;ximo sentido y donde es esperable obtener los mayores beneficios&#46; Sin embargo&#44; evidencias epidemiol&#243;gicas ponen de manifiesto que el cuidado de los pacientes en AP en relaci&#243;n a patolog&#237;as trascendentes como la cardiopat&#237;a isqu&#233;mica &#40;CI&#41;&#44; la hipertensi&#243;n arterial &#40;HTA&#41; o la DM es deficiente&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Respecto a la CI&#44; pongamos el ejemplo de su prevenci&#243;n secundaria&#44; donde existe un claro beneficio derivado de la modificaci&#243;n del estilo de vida o del empleo de diversos f&#225;rmacos en pacientes coronarios&#46; Recientemente&#44; Mart&#237;nez Hern&#225;ndez y cols&#46;<span class="elsevierStyleSup">18</span> en el estudio PRECIAR 1&#44; analizaron el estado de la prevenci&#243;n secundaria de la enfermedad coronaria en cuanto al control lip&#237;dico en las consultas de AP de un &#225;rea de salud de Zaragoza&#46; Se incluyeron en este estudio 388 casos de CI &#44; de los que un 39&#37; carec&#237;a de un perfil lip&#237;dico completo en el &#250;ltimo a&#241;o&#44; mientras que en s&#243;lo un 4&#46;7&#37; se consegu&#237;a el objetivo terap&#233;utico de un LDL-colesterol inferior a 100 mg&#47;dl&#44; teniendo que aumentar el objetivo de control a un LDL-colesterol menor de 130 mg&#47;dl para encontrar un 31&#37; de pacientes con un control sub&#243;ptimo de este par&#225;metro&#46; Adem&#225;s&#44; destacan poderosamente otros datos&#46; As&#237;&#44; de los 236 pacientes que presentaban un perfil lip&#237;dico completo en el &#250;ltimo a&#241;o&#44; m&#225;s de la mitad &#40;56&#46;6&#37;&#41; no recib&#237;an tratamiento hipolipemiante&#44; y de &#233;stos&#44; solamente el 4&#37; manten&#237;a niveles de LDL-colesterol por debajo de 100 mg&#47;dl&#46; Por su parte&#44; de los 364 pacientes que ten&#237;an una toma tensional en el &#250;ltimo a&#241;o&#44; el 43&#46;8&#37; presentaba una tensi&#243;n arterial sist&#243;lica &#40;TAS&#41; mayor de 140 mmHg y el 11&#46;5&#37; una TA diast&#243;lica &#40;TAD&#41; superior a 90 mmHg&#59; de ellos&#44; un 23&#37; para la TAS y un 22&#37; para la TAD no recib&#237;a tratamiento m&#233;dico&#46;</p><p class="elsevierStylePara">La HTA es un reconocido factor de riesgo cardiovascular al que los servicios de AP destina una parte muy importante de sus recursos<span class="elsevierStyleSup">19&#44;20</span>&#46; En la actualidad se acepta que la atenci&#243;n m&#233;dica al problema de la HTA&#44; por ser una patolog&#237;a cr&#243;nica de alta prevalencia&#44; debe realizarse fundamentalmente en el &#225;mbito de la AP<span class="elsevierStyleSup">19-22</span>&#44; pero el an&#225;lisis del grado de control conseguido nos muestra que existe una gran distancia entre las evidencias sobre los beneficios de tratar la HTA y lo que se logra en la pr&#225;ctica cl&#237;nica real &#46; Al final de la d&#233;cada de los 90&#44; dos estudios pusieron de manifiesto la dura realidad&#58; el grado de control de las cifras de presi&#243;n arterial para un objetivo de 140&#47;90 mmHg no superaba el 16&#46;5&#37;<span class="elsevierStyleSup">23&#44;24</span>&#46; Esta situaci&#243;n ha mejorado sustancialmente&#44; y as&#237;&#44; el grado de control de la HTA en una muestra de casi 13&#46;000 hipertensos tratados en AP en Espa&#241;a fue del 36&#46;1&#37; en 2002<span class="elsevierStyleSup">25</span>&#44; llegando casi al 40&#37; en 2003<span class="elsevierStyleSup">26</span>&#46; Sin embargo&#44; la lectura correcta debe ser que m&#225;s del 60&#37; de nuestros pacientes hipertensos atendidos en AP contin&#250;a sin un adecuado control de su TA&#46; Es m&#225;s&#44; esta situaci&#243;n es a&#250;n m&#225;s trascendente en subpoblaciones especiales de alto riesgo cardiovascular&#44; como los pacientes diab&#233;ticos o los afectos de enfermedad renal&#44; donde el grado de control tensional tambi&#233;n es absolutamente deficitario<span class="elsevierStyleSup">27&#44;28</span>&#46; </p><p class="elsevierStylePara">Finalmente&#44; en relaci&#243;n a la DM&#44; se han dise&#241;ado diversas directrices para su diagn&#243;stico temprano e intervenci&#243;n terap&#233;utica que permitan reducir o retrasar la aparici&#243;n de complicaciones<span class="elsevierStyleSup">29&#44;30</span>&#46; As&#237;&#44; se han marcado objetivos claros a conseguir en el tratamiento de la enfermedad en relaci&#243;n a diversos par&#225;metros biol&#243;gicos como TA&#44; hemoglobina glicosilada o los l&#237;pidos&#46; En este sentido&#44; es de justicia reconocer iniciativas como la que desde diferentes vertientes de la atenci&#243;n m&#233;dica y aunando esfuerzos de diferentes sociedades cient&#237;ficas ha dado lugar al Documento de Consenso sobre detecci&#243;n&#44; prevenci&#243;n y tratamiento de la ND en Espa&#241;a&#44; publicado en su &#250;ltima revisi&#243;n en el a&#241;o 2002<span class="elsevierStyleSup">31</span>&#46; Sin embargo&#44; y a pesar de todo ello&#44; el grado de control de la enfermedad dista mucho de ser &#243;ptimo<span class="elsevierStyleSup">32&#44;33</span>&#46;</p><p class="elsevierStylePara">La tercera reflexi&#243;n afecta directamente al &#225;mbito de la Atenci&#243;n Especializada &#40;AE&#41;&#46; La problem&#225;tica de la poblaci&#243;n diab&#233;tica en relaci&#243;n al mal control de su enfermedad no es&#44; ni mucho menos&#44; observada &#250;nicamente en AP&#46; De igual forma&#44; y con mayor responsabilidad si cabe&#44; este fracaso en el cuidado y la atenci&#243;n al paciente diab&#233;tico es tambi&#233;n evidente en el &#225;mbito de la AE&#46; Baste decir&#44; por ejemplo&#44; que el grado de control de la HTA logrado en las unidades hospitalarias&#44; en el mejor de los casos&#44; apenas supera el 40&#37;&#44; porcentaje que se reduce dram&#225;ticamente &#40;no superando el 20&#37;&#41; en el caso de pacientes con diabetes o enfermedad renal<span class="elsevierStyleSup">28&#44;34</span>&#46; Otro ejemplo evidente deriva del estudio recientemente publicado por Gonz&#225;lez-Juanatey y cols&#46;<span class="elsevierStyleSup">35</span> donde analizaba&#44; entre otros factores&#44; el grado de utilizaci&#243;n de las diferentes gu&#237;as de pr&#225;ctica cl&#237;nica por los profesionales que atienden a pacientes de alto riesgo vascular&#46; En el &#225;mbito de AE&#44; el porcentaje de empleo de estas gu&#237;as fue de s&#243;lo el 25&#37; en el contexto de la HTA y escasamente del 30&#37; en el caso de la DM&#46; Finalmente&#44; es de gran inter&#233;s el reciente trabajo publicado por Fontser&#233; y cols&#46; &#40;estudio ECCODIAB&#41;<span class="elsevierStyleSup">36</span> por ser muy escasos los estudios previos que hayan evaluado el grado de cumplimiento de los diferentes objetivos terap&#233;uticos y asistenciales en pacientes diab&#233;ticos remitidos a consultas de Nefrolog&#237;a&#46;</p><p class="elsevierStylePara">El estudio ECCODIAB &#40;Estudio Cumplimiento Consenso Diabetes&#41; es un trabajo multic&#233;ntrico &#40;23 centros hospitalarios&#41; de corte transversal que incluy&#243; 413 pacientes diab&#233;ticos controlados ambulatoriamente por el nefr&#243;logo y cuyo objetivo principal fue analizar el grado de cumplimiento de los diferentes indicadores cl&#237;nicos y asistenciales del Documento de Consenso 2002 sobre detecci&#243;n&#44; prevenci&#243;n y tratamiento de la ND obtenidos en la pr&#225;ctica cl&#237;nica habitual en Catalu&#241;a&#46; La conclusi&#243;n es que&#44; desafortunadamente&#44; s&#243;lo un reducido porcentaje de pacientes lograron alcanzar los diferentes objetivos terap&#233;uticos marcados&#46; As&#237;&#44; casi la mitad de los pacientes presentaba un &#237;ndice de masa corporal mayor de 30 kg&#47;m<span class="elsevierStyleSup">2</span> y un 75&#37; ten&#237;a una TAS mayor de 130 mmHg&#46; Respecto al control metab&#243;lico&#44; un 55&#37; de los pacientes presentaba una HbA1c superior al 7&#37;&#44; y casi un tercio de los casos mayor al 8&#37;&#44; destacando que entre &#233;stos s&#243;lo la mitad hab&#237;a sido remitido al endocrin&#243;logo en los &#250;ltimos 6 meses&#46; En cuanto al perfil lip&#237;dico&#44; casi dos tercios de los pacientes ten&#237;a cifras de LDL-colesterol superiores a 100 mg&#47;dl&#44; aunque el 40&#37; no recib&#237;a tratamiento hipolipemiante&#46; Finalmente&#44; respecto a las estrategias terap&#233;uticas&#44; destacar que el 80&#37; de los pacientes recib&#237;a inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona&#44; mientras que s&#243;lo el 53&#37; se encontraba con alguna clase de tratamiento antiagregante&#46; </p><p class="elsevierStylePara">Ante este escenario&#44; y para concluir&#44; dado que es por todos conocido que el buen control de la enfermedad y de los factores de riesgo asociados son estrategias de beneficio probado para evitar el desarrollo y progresi&#243;n de las complicaciones&#44; cabe preguntarse cu&#225;les son los factores que determinan que no se logre alcanzar un control m&#237;nimamente aceptable en nuestros pacientes diab&#233;ticos&#46; Son diversas las variables que pueden condicionar el &#233;xito de una estrategia terap&#233;utica&#46; Podemos hablar de factores dependientes del paciente&#44; como la escasa adherencia y seguimiento de los consejos higi&#233;nico-diet&#233;ticos<span class="elsevierStyleSup">37</span> o el poco cumplimiento del tratamiento farmacol&#243;gico<span class="elsevierStyleSup">38</span>&#44; donde influyen diversas variables como el modelo de creencia de salud del paciente&#44; las motivaciones individuales&#44; la percepci&#243;n de la gravedad de la enfermedad o la confianza en la eficacia y en el beneficio terap&#233;utico<span class="elsevierStyleSup">39</span>&#46; Tambi&#233;n existen factores que dependen del m&#233;dico<span class="elsevierStyleSup">39</span>&#44; como el grado de comprensi&#243;n que logre el paciente a trav&#233;s de las explicaciones del facultativo&#44; la motivaci&#243;n del propio m&#233;dico&#44; el tiempo que puede dedicar a cada paciente &#40;problema por todos conocido la masificaci&#243;n de las consultas&#41; o la inercia cl&#237;nica&#44; que determina que se introduzcan pocos o ning&#250;n cambio terap&#233;utico&#46; Ejemplo de esto &#250;ltimo lo encontramos en el contexto de la HTA&#44; donde&#44; incluso en las unidades hospitalarias&#44; s&#243;lo en el 50&#37; de los casos se adopta una actitud activa frente a una TA no adecuadamente controlada<span class="elsevierStyleSup">25&#44;26&#44;28&#44;36</span>&#46; Podemos hablar tambi&#233;n de variables derivadas de la propia enfermedad&#44; como la sintomatolog&#237;a&#44; la duraci&#243;n o la coexistencia de otras patolog&#237;as&#44; o de la estructura sanitaria&#44; como la accesibilidad de los pacientes&#44; la adecuada infraestructura de recepci&#243;n de visitas o la continuidad de los cuidados por los mismos profesionales&#46; Finalmente&#44; en un reciente art&#237;culo&#44; Mart&#237;nez Castelao y cols&#46;<span class="elsevierStyleSup">40</span> apuntaban diversos aspectos problem&#225;ticos que condicionan la aplicaci&#243;n a la pr&#225;ctica cl&#237;nica diaria de las gu&#237;as cl&#237;nicas y documentos de consenso&#46; Los autores resum&#237;an en 7 puntos los aspectos m&#225;s relevantes&#58; 1&#41; Control metab&#243;lico&#44; implicaciones diet&#233;ticas y tratamientos hipoglucemientes&#44; siendo relativamente frecuentes los pacientes con insuficiencia renal establecida que contin&#250;an siendo tratados con hipoglucemianes orales tipo biguanidas&#44; sulfonilureas o metformina&#59; 2&#41; Detecci&#243;n&#44; prevenci&#243;n y tratamiento de la microalbuminuria&#44; existiendo en algunos centros dificultades para la detecci&#243;n sistem&#225;tica de este par&#225;metro en relaci&#243;n a disponibilidad de tiras reactivas&#44; recogida de orina o variabilidad de la metodolog&#237;a&#59; 3&#41; Manejo de la proteinuria&#44; no prest&#225;ndose suficiente atenci&#243;n a la necesidad de mantener controlada la excreci&#243;n urinaria de prote&#237;nas por debajo de 1 g&#47;d&#237;a&#59; 4&#41; Control de la HTA&#44; tema ya comentado anteriormente y gran asignatura pendiente&#59; 5&#41; Control de la obesidad y la dislipemia&#44; con porcentajes muy bajos de control adecuado y con d&#233;ficits terap&#233;uticos evidentes&#59; 6&#41; Detecci&#243;n y tratamiento de la anemia&#44; complicaci&#243;n de aparici&#243;n m&#225;s temprana que en el paciente no diab&#233;tico que es necesario detectar y corregir precozmente dada sus implicaciones sobre la morbi-mortalidad&#59; y 7&#41; Insuficiencia renal cr&#243;nica &#40;IRC&#41;&#44; IRC terminal y preparaci&#243;n para el tratamiento sustitutivo&#44; siendo todav&#237;a frecuente encontrar pacientes que son remitidos tard&#237;amente al nefr&#243;logo&#44; incluso en estadios de enfermedad renal subsidiaria de inicio inmediato de la di&#225;lisis&#46;</p><p class="elsevierStylePara">La conclusi&#243;n de todo lo dicho hasta ahora es que la salud de nuestros pacientes diab&#233;ticos est&#225; seriamente perjudicada y amenazada por el escaso control de la enfermedad&#46; El &#233;xito vendr&#225; cuando seamos capaces de afrontar la realidad de la DM desde todas las perspectivas con la m&#225;xima conciencia del problema&#46; El propio paciente debe involucrarse en el conocimiento de su patolog&#237;a y en exigir las mejores opciones terap&#233;uticas&#44; a la vez que debe mostrar un compromiso de m&#225;ximo cumplimiento de las mismas&#46; El m&#233;dico es pieza decisiva en la prevenci&#243;n primaria y secundaria&#44; y en el contexto de la ND el nefr&#243;logo es un elemento clave&#44; tanto desde el punto de vista de la relaci&#243;n con AP como desde la exigencia propia de una atenci&#243;n &#243;ptima al paciente&#46; La situaci&#243;n actual exige de los profesionales sanitarios&#44; como primer paso&#44; un profundo ejercicio de autocr&#237;tica&#46; Finalmente&#44; la Administraci&#243;n Sanitaria debe ser sensible a la problem&#225;tica tan especial del paciente diab&#233;tico&#44; una patolog&#237;a donde la intervenci&#243;n en sus diversas vertientes resulta cr&#237;tica en cualquier etapa evolutiva&#58; la informaci&#243;n a la poblaci&#243;n sobre los factores que determinan el desarrollo de la enfermedad&#59; la mejora de la situaci&#243;n social&#44; especialmente en los estratos m&#225;s desfavorecidos&#59; la educaci&#243;n basada en h&#225;bitos de vida saludables desde las etapas m&#225;s tempranas&#59; las estrategias de diagn&#243;stico precoz de la enfermedad y sus complicaciones&#59; la existencia de estructuras suficientes y eficientes de educaci&#243;n diabetol&#243;gica integral&#59; el desarrollo e implementaci&#243;n de estrategias terap&#233;uticas eficaces&#44; facilitando la traslaci&#243;n cl&#237;nica de la evidencia cient&#237;fica&#59; y finalmente&#44; la potenciaci&#243;n de la investigaci&#243;n biom&#233;dica de excelencia en busca de las mejores y m&#225;s eficaces medidas de tratamiento&#46; Es&#44; en resumen&#44; una responsabilidad de todos&#44; y en manos de todos est&#225; la soluci&#243;n&#46;</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">BIBLIOGRAF&#205;A</span></p><p class="elsevierStylePara">1&#46; Venkat Narayan KM&#44; Gregg EW&#44; Engelgau M y cols&#46;&#58; Translation research for chronic disease&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Diabetes Care </span>23&#58; 1794-1798&#44; 2000&#46;</p><p class="elsevierStylePara">2&#46; The U&#46;K&#46; Prospective Diabetes Study &#40;UKPDS&#41; Group&#58; Intensive blood-glucose control with sulphonylureas or insulin compared with conventional treatment and risk of complications in patients with type 2 diabetes &#40;UKPDS 33&#41;&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Lancet </span>352&#58; 837-853&#44; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">3&#46; Py&#246;r&#228;l&#228; K&#44; Pedersen TR&#44; Kjekshus J y cols&#46; The Scandivian Simvastatin Survival Study &#40;4S&#41; Group&#46; Cholesterol lowering with simvastatin improves prognosis of diabetic patients with coronary heart disease&#58; a subgroup analysis of the Scandivian Simvastatin Survival Study &#40;4S&#41;&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Diabetes Care </span>20&#58; 614-620&#44; 1997&#46;</p><p class="elsevierStylePara">4&#46; Goldberg RB&#44; Mellies MJ&#44; Sacks FM y cols&#46;&#58; Cardiovascular events and their reduction with pravastatin in diabetic and glucose-intolerant myocardial infarction survivors with average cholesterol levels&#58; subgroup analysis in the cholesterol and recurrent events &#40;CARE&#41; Trial&#58; The Care Investigators&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Circulation </span>98&#58; 2513-2519&#44; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">5&#46; The Diabetes Control and Complications Trial Research Group&#58; The effect of intensive treatment of diabetes on the development and progression of long-term complications in insulin-dependent diabetes mellitus&#46; <span class="elsevierStyleItalic">N Engl J Med </span>329&#58; 977-986&#44; 1993&#46;</p><p class="elsevierStylePara">6&#46; The U&#46;K&#46; Prospective Diabetes Study &#40;UKPDS&#41; Group&#58; Tight blood pressure control and risk of macrovascular and microvascular complications in type 2 diabetes &#40;UKPDS 38&#41;&#46; <span class="elsevierStyleItalic">BMJ </span>317&#58; 703-713&#44; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">7&#46; Heart Outcomes Prevention Evaluation &#40;HOPE&#41; Study Investigators&#58; Effects of ramipril on cardiovascular and microvascular outcomes in people with diabetes mellitus&#58; results of the HOPE study and MICRO-HOPE study&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Lancet </span>355&#58; 253-259&#44; 2000&#46;</p><p class="elsevierStylePara">8&#46; Ruilope L&#58; Proven benefits of angiotensin receptor blockers in the progression of renal disease&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Eur Heart J Suppl</span>&#46; 5&#58;C9-C12&#44; 2004&#46;</p><p class="elsevierStylePara">9&#46; Ruggenenti P&#44; Fassi A&#44; Ilieva A&#44; Bruno S&#44; Iliev I&#44; Brusegan V&#44; Rubis N&#44; Gherardi G&#44; Arnoldi F&#44; Ganeva M&#44; Ene-Iordache B&#44; Gaspari F&#44; Perna A&#44; Bossi A&#44; Trevisan R&#44; Dodesini A&#44; Remuzzi G&#59; Bergamo Nephrologic Diabetes Complications Trial &#40;BENEDICT&#41; Investigators&#58; Preventing microalbuminuria in type 2 diabetes&#46; <span class="elsevierStyleItalic">N Engl J Med</span> 351&#58;1941-1951&#44; 2004&#46;</p><p class="elsevierStylePara">10&#46; ETDRS Investigators&#58; Aspirin effects on mortality and morbidity in patients with diabetes mellitus&#58; Early Treatment Diabetic Retinopathy Study Report 14&#46; <span class="elsevierStyleItalic">JAMA </span>268&#58; 1292-1300&#44; 1992&#46;</p><p class="elsevierStylePara">11&#46; Antiplatelet Trialists&#191; Collaboration&#58; Collaborative overview of randomized trials of antiplatelet therapy&#46; I&#46; Prevention of death&#44; myocardial infarction&#44; and stroke by prolonged antiplatelet therapy in various categories of patients&#46; <span class="elsevierStyleItalic">BMJ </span>308&#58;81-106&#44; 1994&#46;</p><p class="elsevierStylePara">12&#46; Early Treatment Diabetic Retinopathy Study Research Group&#58; Early photocoagulation for diabetic retinopathy&#58; ETDRS report number 9&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Ophthalmology </span>&#40;Supl&#46; 5&#41;&#58; 766-785&#44; 1991&#46;</p><p class="elsevierStylePara">13&#46; Littzelman DK&#44; Slemenda CW&#44; Langefeld CD y cols&#46;&#58; Reduction of lower extremity clinical abnormalities in patients with non-insulin-dependent diabetes mellitus&#58; a randomized controlled trial&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Ann Intern Med </span>119&#58; 36-41&#44; 1993&#46;</p><p class="elsevierStylePara">14&#46; McCabe CJ&#44; Stevenson RC&#44; Dolan AM&#58; Evaluation of a diabetic foot screening and protection programme&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Diabet Med </span>15&#58; 80-84&#44; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">15&#46; Nefropat&#237;a diab&#233;tica&#58; Estudio farmaco-econ&#243;mico de la terapia con captopril&#46; EMISA&#44; Madrid&#44; 1997&#46;</p><p class="elsevierStylePara">16&#46; Levey A&#44; Coresh J&#44; Balk E&#44; Kausz A&#44; Levin A&#44; Steffes M&#44; Hogg R&#44; Perrone R&#44; Lau J&#44; Eknoyan G&#59; National Kidney Foundation&#58; National Kidney Foundation practice guidelines for chronic kidney disease&#58; evaluation&#44; classification&#44; and stratification&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Ann Intern Med</span> 139&#58; 137-147&#44; 2003&#46;</p><p class="elsevierStylePara">17&#46; Tuomilehto J&#44; Lindstrom J&#44; Eriksson J&#44; Valle T&#44; Hamalainen H&#44; Ilanne-Parikka P&#44; Keinanen-Kiukaanniemi S&#44; Laakso M&#44; Louheranta A&#44; Rastas M&#44; Salminen V&#44; Uusitupa M&#59; Finnish Diabetes Prevention Study Group&#58; Prevention of type 2 diabetes mellitus by changes in lifestyle among subjects with impaired glucose tolerance&#46; <span class="elsevierStyleItalic">N Engl J Med</span> 344&#59;1343-1350&#44; 2001&#46;</p><p class="elsevierStylePara">18&#46; Mart&#237;nez Hern&#225;ndez AA&#44; Aguilar Le&#241;ero MJ&#44; Rabad&#225;n Menguibar M&#44; Hernansanz Iglesias F&#44; Gonz&#225;lez Ramos J&#44; Mar&#237;n Ob&#225;&#241;ez A&#58; Prevenci&#243;n secundaria de cardiopat&#237;a isqu&#233;mica a nivel lip&#237;dico en Atenci&#243;n Primaria Arag&#243;n&#46; Estudio Preciar 1&#46; Rev <span class="elsevierStyleItalic">Esp Salud P&#250;blica</span> 75&#58;143-150&#44; 2001&#46;</p><p class="elsevierStylePara">19&#46; Abell&#225;n J&#44; Leal M&#44; Dafl&#243; J&#58; Papel de la atenci&#243;n primaria en el control de la hipertensi&#243;n arterial&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Hipertensi&#243;n</span> 16&#58;147-154&#44; 1999&#46;</p><p class="elsevierStylePara">20&#46; Dafl&#243; A&#44; Botey A&#44; Buil P&#58; Estudio del seguimiento y control del paciente hipertenso e la asistencia sanitaria y hospitalaria&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Atenci&#243;n Primaria</span> 4&#58;233-239&#44; 1987&#46;</p><p class="elsevierStylePara">21&#46; Feldman RD&#44; Campbell N&#44; Larochelle P&#58; Canadian recommendations for the management of hypertension&#46; <span class="elsevierStyleItalic">CMAJ</span> 161&#40;Supl&#46; 12&#41;&#58;1-22&#44; 1999&#46;</p><p class="elsevierStylePara">22&#46; Ramsay LE&#44; Williams B&#44; Johnston GD&#44; MacGregor G&#44; Poston L&#44; Potter J&#44; Poulter N&#44; Russel G&#58; Guidelines for management of hypertension&#58; report of the third working party of the British Hypertension Society&#46; <span class="elsevierStyleItalic">J Human Hypertens</span> 13&#58;569-592&#44; 1999&#46;</p><p class="elsevierStylePara">23&#46; Coca A&#58; Evoluci&#243;n del control de la hipertensi&#243;n arterial en Espa&#241;a&#46; Resultado del estudio Controlares 98&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Hipertensi&#243;n </span>15&#58;298-307&#44; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">24&#46; Banegas J&#44; Rodr&#237;guez Artalejo F&#44; Graciano A&#44; Villar F&#44; Guallar P&#44; de la Cruz Troca JJ&#58; Epidemiolog&#237;a de la hipertensi&#243;n arterial en Espa&#241;a&#46; Prevalencia del conocimiento y control&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Hipertensi&#243;n</span> 16&#58;315-321&#44; 1999&#46;</p><p class="elsevierStylePara">25&#46; Llisterri JL&#44; Rodr&#237;guez G&#44; Alonso FJ&#44; Lou S&#44; Divis&#243;n JA&#44; Santos JA&#44; Raber A&#44; Castellar R&#44; Ruilope L&#44; Banegas J&#58; Control de la presi&#243;n arterial en la poblaci&#243;n hipertensa espa&#241;ola atendida en atenci&#243;n primaria&#46; Estudio PRESCAP 2002&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Med Clin</span> 122&#58;165-171&#44; 2002&#46;</p><p class="elsevierStylePara">26&#46; Coca Payeras A&#58; Evoluci&#243;n del control de la hipertensi&#243;n arterial en Atenci&#243;n Primaria en Espa&#241;a&#46; Resultados del estudio Controlpres 2003&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Hipertensi&#243;n</span> 22&#58;5-14&#44; 2005&#46;</p><p class="elsevierStylePara">27&#46; Wolf-Maier K&#44; Cooper RS&#44; Banegas JR&#44; Giampaoli S&#44; Hense HW&#44; Joffres M&#44; Kastarinen M&#44; Poulter N&#44; Primatesta P&#44; Rodriguez-Artalejo F&#44; Stegmayr B&#44; Thamm M&#44; Tuomilehto J&#44; Vanuzzo D&#44; Vescio F&#58; Hypertension prevalence and blood pressure levels in 6 European countries&#44; Canada&#44; and the United States&#46; <span class="elsevierStyleItalic">JAMA </span>289&#58;2363-2369&#44; 2003&#46;</p><p class="elsevierStylePara">28&#46; Banegas JR&#44; Segura J&#44; Ruilope LM&#44; Luque M&#44; Garc&#237;a-Robles R&#44; Campo C&#44; Rodr&#237;guez-Artalejo F&#44; Tamargo J&#59; CLUE Study Group Investigators&#46; Blood pressure control and physician management of hypertension in hospital hypertension units in Spain&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Hypertension</span> 43&#58;1338-1344&#44; 2004&#46;</p><p class="elsevierStylePara">29&#46; American Diabetes Association&#58; Standards of Medical Care in Diabetes&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Diabetes Care</span> 30&#40;Suppl 1&#41;&#58;4-41&#44; 2007&#46;</p><p class="elsevierStylePara">30&#46; Franch J&#44; Godoy A&#44; Mata M&#58; COMBO&#46; Actualizaci&#243;n 2004&#46; Criterios y pautas de terapia combinada en la diabetes tipo 2&#46; 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<span class="elsevierStyleItalic">Nefrolog&#237;a</span> 26&#58;679-687&#44; 2006&#46;</p><p class="elsevierStylePara">37&#46; Puigvent&#243;s F&#44; Llodr&#225; V&#44; Vilanova M&#44; Delgado O&#44; L&#225;zaro M&#44; Forteza-Rey J&#44; Serra J&#58; Cumplimiento terap&#233;utico en el tratamiento de la hipertensi&#243;n&#58; 10 a&#241;os de publicaciones en Espa&#241;a&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Med Clin</span> 109&#58;702-706&#44; 1997&#46;</p><p class="elsevierStylePara">38&#46; M&#225;rquez E&#44; Gil V&#58; Variables que influyen en el incumplimiento del tratamiento farmacol&#243;gico&#46; <span class="elsevierStyleItalic">Cumplimiento Terap&#233;utico en HTA&#58; Actualizaciones</span>&#46; 1&#58;4-5&#44; 2004&#46;</p><p class="elsevierStylePara">39&#46; Banegas JR&#44; Rodr&#237;guez-Artalejo F&#44; Ruilope LM&#44; Graciani A&#44; Luque M&#44; de la Cruz-Troca JJ&#44; Garc&#237;a-Robles R&#44; Tamargo J&#44; Rey-Calero J&#58; Hypertension magnitude and management in the elderly population of Spain&#46; 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Información de la revista
Vol. 27. Núm. 2.abril 2007
Páginas 109-236
Vol. 27. Núm. 2.abril 2007
Páginas 109-236
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La atención médica al paciente con nefropatía diabética: Excusatio non petita, acusatio manifesta.
Medical care to patients with diabetic nephropathy: Excusatio non petita, acusatio manifesta.
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Juan Navarro
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La atención médica al paciente con nefropatía

diabética: Excusatio non petita, acusatio manifesta.

Juan F. Navarro.

Servicio de Nefrología y Unidad de Investigación.

Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife.

Correspondencia:

Dr. Juan F. Navarro

Servicio de Nefrología

Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria

38010 Santa Cruz de Tenerife

E-mail: jnavgon@gobiernodecanarias.org

No creo necesario en esta editorial comentar en profundidad hechos absolutamente conocidos en relación a la diabetes mellitus (DM), fundamentalmente la diabetes tipo 2 (DM-2): su importancia como enfermedad de elevada prevalencia; las proyecciones para el futuro próximo, según las cuales en poco más de 15 años habrá en el mundo más de 300 millones de diabéticos; las dramáticas complicaciones que asocia: factor de riesgo cardiovascular de primer orden y primera causa de ceguera, amputaciones no traumáticas y enfermedad renal crónica subsidiaria de tratamiento sustitutivo; así como responsable de unos elevadísimos costes, tanto personales, sociales como económicos. Sin embargo, quisiera aprovechar esta oportunidad para verter en estas páginas algunos comentarios sobre la cruel paradoja a la que nos enfrentamos diariamente en nuestra labor de atención al paciente diabético.

En la última década hemos asistido a importantes progresos en el conocimiento de diversos aspectos de la DM, que nos ha permitido mejorar nuestra comprensión de los mecanismos involucrados en el desarrollo de la enfermedad y en la aparición y progresión de sus complicaiones, y lo que es más relevante, hemos sido capaces de establecer estrategias terapéuticas eficaces de la mano de la investigación de carácter traslacional. Hoy en día existe evidencia científica sólida que demuestra los indudables beneficios para el paciente diabético de medidas tales como el adecuado control de glucemia1,2, de los lípidos3,4 y de la presión arterial5,6, el bloqueo del sistema renina-angiotensina7-9, el uso de aspirina10,11, el examen oftalmológico12 y el cuidado de los pies13,14. A pesar de todo ello, la DM continúa siendo causa líder de morbilidad y mortalidad.

En este número de NEFROLOGÍA, Mora y cols. presentan un estudio cuyo objetivo fue analizar las características de la población diabética que es remitida a las consultas de Atención Especializada de Nefrología, prestando especial atención al control de los factores de riesgo cardiovascular y a la aplicación de los esquemas terapéuticos que han demostrado su eficacia en retrasar la progresión de la enfermedad renal y reducir la morbi-mortalidad. En este estudio, que incluyó 150 pacientes (el 98% diabéticos tipo 2, con un tiempo medio de evolución de la enfermedad de 14.5 años), la gran mayoría (más del 90%) enviados por su médico de Atención Primaria (AP), casi la mitad de los casos fueron remitidos por insuficiencia renal y un tercio por proteinuria. Cuando se analizó la función renal en función de los criterios de las guías DOQI16, dos tercios de los pacientes presentaban un aclaramiento de creatinina inferior a 60 ml/min. Se observó HTA (usando como criterio una TA > 130/80 mmHg) en el 97% de los pacientes, presentando dislipemia (definida como niveles séricos de LDL-colesterol superiores a 100 mg/dl, de triglicéridos superiores a 150 mg/dl, o la necesidad de tratamiento hipolipemiante) el 92.6% de los casos. Respecto a los esquemas terapéuticos empleados, un tercio de los pacientes no recibían tratamiento con bloqueadores del sistema renina-angiotensina, mientras que, a pesar de que el 87% de los casos presentaba un LDL-colesterol superior a 100 mg/dl, sólo un 37% recibían estatinas. Finalmente, un tercio de los pacientes no recibía tratamiento con antiagregantes plaquetarios.

Este estudio es un ejemplo que ilustra el incremento en la incidencia y prevalencia de insuficiencia renal secundaria a ND en un contexto donde existen estrategias terapéuticas capaces de reducir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad renal y de enlentecer su progresión. Esta situación, sobre todo a la vista del incremento de la DM y de las proyecciones plasmadas en el «Estudio Fármacoeconómico sobre Nefropatía Diabética (ND) en España», que cifra en más de 136.000 el número de pacientes con ND para el año 200915, genera diversas reflexiones que me gustaría compartir.

La primera de ellas se relaciona con el espectacular aumento en la prevalencia de la DM-2, con varias razones que pueden explicar este hecho: 1) los cambios de los hábitos dietéticos y del estilo de vida, con dietas hipercalóricas y costumbres sedentarias que favorecen el incremento de la masa corporal, la aparición de obesidad y el desarrollo de DM-2; 2) el envejecimiento de la población, que supone un aumento en la prevalencia de esta enfermedad; y 3) la mayor supervivencia de los pacientes diabéticos, que determina la posibilidad de que se desarrollen las complicaciones asociadas a la DM. En la actualidad existe suficiente evidencia que demuestra que se puede actuar para prevenir el desarrollo de la DM-2, y por consiguiente, prevenir la aparición de ND en los pacientes predispuestos. Recientes estudios han demostrado que estrategias basadas en cambios en los hábitos y el estilo de vida son eficaces para prevenir el desarrollo de la DM-2 (17). Sin embargo, todavía estamos muy lejos de conseguir que estas medidas, por otra parte tan básicas como la tan nombrada dieta sana o el ejercicio físico habitual, sean integradas como verdaderos hábitos de salud por nuestra sociedad. Es una responsabilidad compartida, que incumbe a la clase médica, estamento que atiende a pacientes en riesgo de desarrollar esta patología, a las autoridades sanitarias, como encargados de velar por la salud de la población, y también a los propios ciudadanos, como protagonistas absolutos en el escenario de una vida saludable libre de enfermedad.

La segunda reflexión se encuadra en la atención al paciente con diabetes ya establecida. En este contexto cobra especial relevancia el papel de la AP como primer punto de contacto que los servicios sanitarios proporcionan a la población. El ámbito de la AP posee características intrínsecas de gran importancia para la lucha contra la diabetes y sus complicaciones: 1) el acceso a la población, ya que frente a la atención hospitalaria, que atiende a una parte muy pequeña de pacientes, la AP permite cubrir un amplio porcentaje de población, con la posibilidad de actuación hacia el contexto familiar y comunitario; 2) la relación continua y estrecha con los pacientes, que ofrece la oportunidad inigualable de la continuidad en la observación del paciente en su marco contextual; y 3) la oportunidad de atención al paciente en los estadios más precoces de la enfermedad, evidentemente, lejos de aquellas situaciones caracterizadas por complicaciones ya establecidas que habitualmente se tratan en ámbitos especializados. Es en este contexto de la AP donde la aplicación de la evidencia científica en relación a la prevención del desarrollo y progresión de las enfermedades y sus complicaciones cobra su máximo sentido y donde es esperable obtener los mayores beneficios. Sin embargo, evidencias epidemiológicas ponen de manifiesto que el cuidado de los pacientes en AP en relación a patologías trascendentes como la cardiopatía isquémica (CI), la hipertensión arterial (HTA) o la DM es deficiente.

Respecto a la CI, pongamos el ejemplo de su prevención secundaria, donde existe un claro beneficio derivado de la modificación del estilo de vida o del empleo de diversos fármacos en pacientes coronarios. Recientemente, Martínez Hernández y cols.18 en el estudio PRECIAR 1, analizaron el estado de la prevención secundaria de la enfermedad coronaria en cuanto al control lipídico en las consultas de AP de un área de salud de Zaragoza. Se incluyeron en este estudio 388 casos de CI , de los que un 39% carecía de un perfil lipídico completo en el último año, mientras que en sólo un 4.7% se conseguía el objetivo terapéutico de un LDL-colesterol inferior a 100 mg/dl, teniendo que aumentar el objetivo de control a un LDL-colesterol menor de 130 mg/dl para encontrar un 31% de pacientes con un control subóptimo de este parámetro. Además, destacan poderosamente otros datos. Así, de los 236 pacientes que presentaban un perfil lipídico completo en el último año, más de la mitad (56.6%) no recibían tratamiento hipolipemiante, y de éstos, solamente el 4% mantenía niveles de LDL-colesterol por debajo de 100 mg/dl. Por su parte, de los 364 pacientes que tenían una toma tensional en el último año, el 43.8% presentaba una tensión arterial sistólica (TAS) mayor de 140 mmHg y el 11.5% una TA diastólica (TAD) superior a 90 mmHg; de ellos, un 23% para la TAS y un 22% para la TAD no recibía tratamiento médico.

La HTA es un reconocido factor de riesgo cardiovascular al que los servicios de AP destina una parte muy importante de sus recursos19,20. En la actualidad se acepta que la atención médica al problema de la HTA, por ser una patología crónica de alta prevalencia, debe realizarse fundamentalmente en el ámbito de la AP19-22, pero el análisis del grado de control conseguido nos muestra que existe una gran distancia entre las evidencias sobre los beneficios de tratar la HTA y lo que se logra en la práctica clínica real . Al final de la década de los 90, dos estudios pusieron de manifiesto la dura realidad: el grado de control de las cifras de presión arterial para un objetivo de 140/90 mmHg no superaba el 16.5%23,24. Esta situación ha mejorado sustancialmente, y así, el grado de control de la HTA en una muestra de casi 13.000 hipertensos tratados en AP en España fue del 36.1% en 200225, llegando casi al 40% en 200326. Sin embargo, la lectura correcta debe ser que más del 60% de nuestros pacientes hipertensos atendidos en AP continúa sin un adecuado control de su TA. Es más, esta situación es aún más trascendente en subpoblaciones especiales de alto riesgo cardiovascular, como los pacientes diabéticos o los afectos de enfermedad renal, donde el grado de control tensional también es absolutamente deficitario27,28.

Finalmente, en relación a la DM, se han diseñado diversas directrices para su diagnóstico temprano e intervención terapéutica que permitan reducir o retrasar la aparición de complicaciones29,30. Así, se han marcado objetivos claros a conseguir en el tratamiento de la enfermedad en relación a diversos parámetros biológicos como TA, hemoglobina glicosilada o los lípidos. En este sentido, es de justicia reconocer iniciativas como la que desde diferentes vertientes de la atención médica y aunando esfuerzos de diferentes sociedades científicas ha dado lugar al Documento de Consenso sobre detección, prevención y tratamiento de la ND en España, publicado en su última revisión en el año 200231. Sin embargo, y a pesar de todo ello, el grado de control de la enfermedad dista mucho de ser óptimo32,33.

La tercera reflexión afecta directamente al ámbito de la Atención Especializada (AE). La problemática de la población diabética en relación al mal control de su enfermedad no es, ni mucho menos, observada únicamente en AP. De igual forma, y con mayor responsabilidad si cabe, este fracaso en el cuidado y la atención al paciente diabético es también evidente en el ámbito de la AE. Baste decir, por ejemplo, que el grado de control de la HTA logrado en las unidades hospitalarias, en el mejor de los casos, apenas supera el 40%, porcentaje que se reduce dramáticamente (no superando el 20%) en el caso de pacientes con diabetes o enfermedad renal28,34. Otro ejemplo evidente deriva del estudio recientemente publicado por González-Juanatey y cols.35 donde analizaba, entre otros factores, el grado de utilización de las diferentes guías de práctica clínica por los profesionales que atienden a pacientes de alto riesgo vascular. En el ámbito de AE, el porcentaje de empleo de estas guías fue de sólo el 25% en el contexto de la HTA y escasamente del 30% en el caso de la DM. Finalmente, es de gran interés el reciente trabajo publicado por Fontseré y cols. (estudio ECCODIAB)36 por ser muy escasos los estudios previos que hayan evaluado el grado de cumplimiento de los diferentes objetivos terapéuticos y asistenciales en pacientes diabéticos remitidos a consultas de Nefrología.

El estudio ECCODIAB (Estudio Cumplimiento Consenso Diabetes) es un trabajo multicéntrico (23 centros hospitalarios) de corte transversal que incluyó 413 pacientes diabéticos controlados ambulatoriamente por el nefrólogo y cuyo objetivo principal fue analizar el grado de cumplimiento de los diferentes indicadores clínicos y asistenciales del Documento de Consenso 2002 sobre detección, prevención y tratamiento de la ND obtenidos en la práctica clínica habitual en Cataluña. La conclusión es que, desafortunadamente, sólo un reducido porcentaje de pacientes lograron alcanzar los diferentes objetivos terapéuticos marcados. Así, casi la mitad de los pacientes presentaba un índice de masa corporal mayor de 30 kg/m2 y un 75% tenía una TAS mayor de 130 mmHg. Respecto al control metabólico, un 55% de los pacientes presentaba una HbA1c superior al 7%, y casi un tercio de los casos mayor al 8%, destacando que entre éstos sólo la mitad había sido remitido al endocrinólogo en los últimos 6 meses. En cuanto al perfil lipídico, casi dos tercios de los pacientes tenía cifras de LDL-colesterol superiores a 100 mg/dl, aunque el 40% no recibía tratamiento hipolipemiante. Finalmente, respecto a las estrategias terapéuticas, destacar que el 80% de los pacientes recibía inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona, mientras que sólo el 53% se encontraba con alguna clase de tratamiento antiagregante.

Ante este escenario, y para concluir, dado que es por todos conocido que el buen control de la enfermedad y de los factores de riesgo asociados son estrategias de beneficio probado para evitar el desarrollo y progresión de las complicaciones, cabe preguntarse cuáles son los factores que determinan que no se logre alcanzar un control mínimamente aceptable en nuestros pacientes diabéticos. Son diversas las variables que pueden condicionar el éxito de una estrategia terapéutica. Podemos hablar de factores dependientes del paciente, como la escasa adherencia y seguimiento de los consejos higiénico-dietéticos37 o el poco cumplimiento del tratamiento farmacológico38, donde influyen diversas variables como el modelo de creencia de salud del paciente, las motivaciones individuales, la percepción de la gravedad de la enfermedad o la confianza en la eficacia y en el beneficio terapéutico39. También existen factores que dependen del médico39, como el grado de comprensión que logre el paciente a través de las explicaciones del facultativo, la motivación del propio médico, el tiempo que puede dedicar a cada paciente (problema por todos conocido la masificación de las consultas) o la inercia clínica, que determina que se introduzcan pocos o ningún cambio terapéutico. Ejemplo de esto último lo encontramos en el contexto de la HTA, donde, incluso en las unidades hospitalarias, sólo en el 50% de los casos se adopta una actitud activa frente a una TA no adecuadamente controlada25,26,28,36. Podemos hablar también de variables derivadas de la propia enfermedad, como la sintomatología, la duración o la coexistencia de otras patologías, o de la estructura sanitaria, como la accesibilidad de los pacientes, la adecuada infraestructura de recepción de visitas o la continuidad de los cuidados por los mismos profesionales. Finalmente, en un reciente artículo, Martínez Castelao y cols.40 apuntaban diversos aspectos problemáticos que condicionan la aplicación a la práctica clínica diaria de las guías clínicas y documentos de consenso. Los autores resumían en 7 puntos los aspectos más relevantes: 1) Control metabólico, implicaciones dietéticas y tratamientos hipoglucemientes, siendo relativamente frecuentes los pacientes con insuficiencia renal establecida que continúan siendo tratados con hipoglucemianes orales tipo biguanidas, sulfonilureas o metformina; 2) Detección, prevención y tratamiento de la microalbuminuria, existiendo en algunos centros dificultades para la detección sistemática de este parámetro en relación a disponibilidad de tiras reactivas, recogida de orina o variabilidad de la metodología; 3) Manejo de la proteinuria, no prestándose suficiente atención a la necesidad de mantener controlada la excreción urinaria de proteínas por debajo de 1 g/día; 4) Control de la HTA, tema ya comentado anteriormente y gran asignatura pendiente; 5) Control de la obesidad y la dislipemia, con porcentajes muy bajos de control adecuado y con déficits terapéuticos evidentes; 6) Detección y tratamiento de la anemia, complicación de aparición más temprana que en el paciente no diabético que es necesario detectar y corregir precozmente dada sus implicaciones sobre la morbi-mortalidad; y 7) Insuficiencia renal crónica (IRC), IRC terminal y preparación para el tratamiento sustitutivo, siendo todavía frecuente encontrar pacientes que son remitidos tardíamente al nefrólogo, incluso en estadios de enfermedad renal subsidiaria de inicio inmediato de la diálisis.

La conclusión de todo lo dicho hasta ahora es que la salud de nuestros pacientes diabéticos está seriamente perjudicada y amenazada por el escaso control de la enfermedad. El éxito vendrá cuando seamos capaces de afrontar la realidad de la DM desde todas las perspectivas con la máxima conciencia del problema. El propio paciente debe involucrarse en el conocimiento de su patología y en exigir las mejores opciones terapéuticas, a la vez que debe mostrar un compromiso de máximo cumplimiento de las mismas. El médico es pieza decisiva en la prevención primaria y secundaria, y en el contexto de la ND el nefrólogo es un elemento clave, tanto desde el punto de vista de la relación con AP como desde la exigencia propia de una atención óptima al paciente. La situación actual exige de los profesionales sanitarios, como primer paso, un profundo ejercicio de autocrítica. Finalmente, la Administración Sanitaria debe ser sensible a la problemática tan especial del paciente diabético, una patología donde la intervención en sus diversas vertientes resulta crítica en cualquier etapa evolutiva: la información a la población sobre los factores que determinan el desarrollo de la enfermedad; la mejora de la situación social, especialmente en los estratos más desfavorecidos; la educación basada en hábitos de vida saludables desde las etapas más tempranas; las estrategias de diagnóstico precoz de la enfermedad y sus complicaciones; la existencia de estructuras suficientes y eficientes de educación diabetológica integral; el desarrollo e implementación de estrategias terapéuticas eficaces, facilitando la traslación clínica de la evidencia científica; y finalmente, la potenciación de la investigación biomédica de excelencia en busca de las mejores y más eficaces medidas de tratamiento. Es, en resumen, una responsabilidad de todos, y en manos de todos está la solución.

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