Introducción: La nefropatía lúpica se produce en casi el 50% de los pacientes con lupus. Su presencia aumenta la morbimortalidad de LES, por lo cual es importante un diagnóstico temprano y tratamiento precoz del mismo para frenan la evolución.
Descripción: Paciente mujer de 40 años, hipertensa, diagnosticada a los 16años de nefritis lúpica gradoIV, con una recidiva a los 32años, seguida en consultas. A los 35años, enfermedad multiinfarto cerebral. Ingresa por un cuadro de 15días de evolución de edemas en miembros inferiores, fiebre y facilidad para hematomas. En la analítica, fracaso renal agudo, síndrome nefrótico, pancitopenia y anemia hemolítica no autoinmune.
Se inicia tratamiento con bolos de metilprednisolona y ciclofosfamida, fármacos ya usados en brotes previos. En analítica, ANA y anti-DNA fuertemente positivos, C3 y C4 disminuidos. No se puede realizar biopsia renal por trombopenia.
Por falta de respuesta al tratamiento se decide iniciar plasmaféresis (8 en total) y rituximab semanal (4ciclos), con evidente mejoría de la función renal, pancitopenia y disminución de los edemas.
Discusión: Ante un brote de nefropatía lúpica es importante tener en cuenta los tratamientos previos a las cuales respondió; asimismo, debe ser lo más precoz posible para disminuir el riesgo de fibrosis.
Es importante descartar otras enfermedades o procesos que pudiera ocasionar el cuadro, incluso plantearse la realización de biopsia renal ante la discordancia entre la clínica y los biomarcadores de actividad.
En nuestro caso, ante la falta de respuesta nos planteamos tratamiento con plasmaféresis y rituximab, obteniendo buena respuesta.
La plasmaféresis se puede usar en casos de nefropatía lúpica resistente a ciclofosfamida, aunque no se recomienda por periodos prolongados. Como sabemos, elimina los inmunocomplejos y los anticuerpos presentes, y es una buena opción terapéutica ante pacientes no respondedores.