NEFROLOGÍA. Vol. XXI. Número 3. 2001 ¿Se puede investigar en un hospital del INSALUD? D. Rodríguez Puyol Jefe de Sección de Nefrología. Hospital Príncipe de Asturias. El medio hospitalario es fundamental para el desarrollo de la investigación biomédica. El reconocimiento de esta realidad ha motivado que las agencias responsables de la investigación hayan redoblado sus esfuerzos para dotar a los hospitales de recursos materiales y humanos que la faciliten, y cada vez más investigadores básicos se acercan al entorno hospitalario para desarrollar líneas experimentales aplicadas que confirmen o completen sus desarrollos teóricos. No obstante, a pesar de perspectivas aparentemente tan halagüeñas, los profesionales integrados en los Hospitales del INSALUD tienen enormes dificultades para integrar la investigación entre sus actividades habituales. ¿A qué se deben estos problemas? Probablemente, el trasfondo común sea filosófico. Si bien se acepta que los médicos deben investigar, su presión asistencial es elevada. En este contexto, se integra bien en muchos hospitales una investigación clínica aceptable, de moderada repercusión científica, que se realiza con gran dignidad y esfuerzo. Pero a pesar de que se repite continuamente lo importante que es la investigación, en el currículum de los médicos hospitalarios cuenta muy poco su actividad investigadora, primando en la valoración otros criterios. Ciertos profesionales tratan de escapar a esta situación tan negativa. Lo hacen a expensas de una gran rentabilidad en su tiempo, en el contexto de plantillas no demasiado ajustadas, o en condiciones de proximidad a grupos investigadores de calidad. Y casi siempre lo hacen invirtiendo mucho esfuerzo extra por un mero sentimiento de curiosidad intelectual, sin que exista un reconocimiento institucional de este tipo de actitudes. Hechas estas consideraciones habría que intentar responder a la pregunta que se plantea en el título de este comentario editorial. ¿Se puede investigar en un Hospital del INSALUD? Sí, es posible investigar en un hospital del INSALUD, si se tiene la suerte de pertenecer a esa minoría de hospitales con una gran tradición investigadora, con plantillas que, contando con los residentes, no sean demasiado ajustadas y donde la existencia de una masa crítica investigadora facilite el desarrollo del proceso investigador. Sí, es posible investigar en un hospital del INSALUD, si se logran ordenar adecuadamente, con una visión crítica, los resultados del proceso asistencial. Y en todos los casos, es posi- Correspondencia: Dr. Diego Rodríguez Puyol Sección de Nefrología Hospital Príncipe de Asturias 28871 Alcalá de Henares. Madrid ble investigar en un Hospital de INSALUD si se está dispuesto a dedicar tiempo adicional, no remunerado, para realizar esta actividad. En el resto de los casos, que afectan desgraciadamente a la mayoría de los médicos del INSALUD, no es posible investigar, o al menos es muy difícil. La solución del problema es compleja, contando incluso con que la propia administración acepta que la investigación hospitalaria es algo necesario y conveniente. En los últimos años, los diferentes gobiernos han tratado de ordenar racionalmente el gasto sanitario, y en este contexto, la presión asistencial sobre los facultativos ha aumentado en la mayoría de los hospitales. No hay casi tiempo, «tiempo remunerado», para el desarrollo de la actividad investigadora. Y no es ético que los esfuerzos asistenciales se desvíen hacia la investigación, lo que iría en detrimento de la calidad de atención a los ciudadanos. Hay, pues, que proporcionar «tiempo remunerado» a los facultativos interesados en desarrollar actividades de investigación. Y esto no es fácil y, sobre todo, acabaría costando dinero. Las fórmulas para incrementar el tiempo de investigación pueden ser diversas, y deberían analizarse en el contexto de la realidad económica del país. Evidentemente, no tiene sentido aumentar las plantillas para proporcionar tiempo, porque su coste sería muy alto. Se puede modificar la valoración que en el momento actual recibe la actividad investigadora en los currícula de los médicos, de forma que tuviera una consideración especial en el proceso de promoción o en el contexto de una carrera profesional. Esto serviría de incentivo a muchos profesionales pero, finalmente, la aplicación de estas medidas tendría unos costes económicos, ya que la promoción y/o la carrera profesional se asocian necesariamente a mayores ingresos. También se podría pagar directamente el propio proceso investigador, generando una productividad específica que potenciara esta actividad o se podría plantear la posibilidad de modificar voluntariamente los tiempos de permanencia en los centros de trabajo para dedicarse a la investigación. Todo ello con una premisa fundamental: la definición clara, precisa y consensuada de las «unidades de medida» del proceso investigador, para evitar desajustes entre la inversión económica y su rentabilidad. La administración repite que la investigación en los hospitales es fundamental. Se han hecho esfuerzos considerables en los últimos años para que esto sea así, sobre todo a través del Instituto de Salud Carlos III, pero ahora es el momento de establecer planteamientos profundamente diferentes de los actuales para que la investigación en los Hospitales sea una realidad consolidada. 231