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Los avances tecnológicos y clínicos en el campo de la hemodiálisis han sido francamente positivos en sus más de 40 años de tratamiento crónico. Se ha conseguido que la diálisis sea un tratamiento estandarizado, bien aceptado y tolerado por prácticamente la totalidad de los pacientes. Sin embargo la pregunta planteada en este comentario editorial es ¿sacamos todo el partido a la diálisis? En otras palabras, ¿estamos satisfechos de los resultados de morbimortalidad de los pacientes en diálisis? Aunque algunos pacientes han sobrevivido tres décadas o más con diálisis, los índices de mortalidad y hospitalización permanecen elevados y el grado de rehabilitación está lejos de ser el óptimo. Según el Informe de Diálisis y Trasplante de la Sociedad Española de Nefrología y Registros Autonómicos 1 de 1999, la letalidad en hemodiálisis es del 13%. La principal causa de mortalidad ha sido la cardiovascular con un 45% seguida de la infecciosa con un 15%. 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Una mayor frecuencia de diálisis es más fisiológica ya que disminuye la fluctuación de líquidos, solutos y electrolitos al acortarse el período interdiálisis. Asimismo la frecuencia beneficia tanto la cinética de eliminación de toxinas como el acceso a moléculas limitadas por el lento equilibrio intercompartimental. El bienestar experimentado por la mayoría de los pacientes con diálisis de mayor frecuencia sugiere que muchos de los síntomas o complicaciones pueden ser explicados por un acúmulo de toxinas dializables que son incompletamente depuradas. La diálisis diaria es ya considerada por muchos autores como un tratamiento superior respecto al esquema clásico y lo proponen como la opción más razonable para el próximo milenio 3, 4. En mi opinión se puede definir y proponer, con la tecnología actual, el perfil de tratamiento ideal de hemodiálisis. 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¿Sacamos todo el partido a la hemodiálisis?
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NEFROLOGÍA. Vol. XXII. Número 3. 2002 COMENTARIOS EDITORIALES ¿Sacamos todo el partido a la hemodiálisis? F. Maduell Servicio de Nefrología. Hospital General de Castellón. Los avances tecnológicos y clínicos en el campo de la hemodiálisis han sido francamente positivos en sus más de 40 años de tratamiento crónico. Se ha conseguido que la diálisis sea un tratamiento estandarizado, bien aceptado y tolerado por prácticamente la totalidad de los pacientes. Sin embargo la pregunta planteada en este comentario editorial es ¿sacamos todo el partido a la diálisis? En otras palabras, ¿estamos satisfechos de los resultados de morbimortalidad de los pacientes en diálisis? Aunque algunos pacientes han sobrevivido tres décadas o más con diálisis, los índices de mortalidad y hospitalización permanecen elevados y el grado de rehabilitación está lejos de ser el óptimo. 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