Nefrólogo compostelano (1947-2012), brillante estudiante, Premio Extraordinario Nacional de Medicina (por el examen renunció a la participación como olímpico en las Olimpiadas de México). En los años setenta comienza la especialidad como médico interno residente de Nefrología en la Clínica Puerta de Hierro y fue coetáneo de una brillante generación de nefrólogos: Carlos Quereda, Manuel Arias, de Francisco, Francisco Cerviño, Juan Oliver, etc., y discípulo de los inolvidables Julio Botella y Joaquín Ortuño.
Vuelve a Santiago de Compostela en el año 1975 y se incorpora a la naciente Sección de Nefrología del antiguo Hospital General de Galicia, un hospital que, al igual que la España de la época, hacía bueno los versos «hay un español que quiere vivir, y a vivir empieza entre una España que muere y otra España que bosteza». Domingo Sánchez Guisande, brillante nefrólogo, persona culta e inquieta, y tenaz, sufrió la ira de la «España que muere».
Abandonó el vetusto hospital y lo ganamos en el resto de Galicia. Primero en Ourense (1976) empieza a crear el germen de un Servicio de Nefrología: dibuja planos, mide y conquista espacios, redacta protocolos, forma a enfermeras… y esta «afición» la repite en diferentes hospitales gallegos a los que se fue incorporando: en el Hospital Montecelo (Pontevedra), vuelve a Ourense en 1985 y, después de una corta estancia, se incorpora al Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (1986), donde desarrolló su brillante trayectoria profesional como clínico y profesor universitario. Los que tuvimos la fortuna de acompañarle en estas andainas pudimos aprender de él su profesionalidad, su orden, su sentido crítico y fundamentalmente su valor humano, aprendimos «la preocupación por el enfermo» como base esencial de la práctica médica.
Poseía una personalidad muy polifacética. Gran coleccionista, amante de la música, especialmente de la música barroca, y seguramente ello entronca con su gusto por lo sorprendente y anecdótico, los golpes de efecto y también la «conexión» con los pensadores de la Ilustración. Ameno conversador, a veces irónico, estudioso de la historia y de la cultura popular y con gran curiosidad por la historia de la Medicina y la mitología médica. Navegante y empedernido pescador de río y mar, pero sobre todo de su querido mar de Arousa, «o Mar dos tempos novos», que decía Cabanillas, el mar por el que tantas veces navegó y amaba, mar que se cierra con la isla de Sálvora y nace con el río Ulla y la isla de Cortegada, isla que se yergue esbelta y misteriosa, frente a Carril, y en donde «se pueden disfrutar las mejores puestas de sol del mundo, sobre todo en setiembre».
La muerte es solo un hecho biológico al que el hombre ha querido buscar siempre un significado, y la historia de la humanidad trata no solo de la vida del ser humano, sino también de su postura ante la muerte. En situaciones como esta es donde afloran nuestros prejuicios y creencias, al igual que nuestras ansiedades y temores, y nuestra propia historia personal. En esta desgraciada situación, Domingo nos dio un ejemplo de dignidad y entereza y asumió su destino «ligero de equipaje».
¡Buen viento, querido amigo! Siempre estarás en nuestro corazón.
Figura 1. Domingo Sánchez Guisande Yack