Las complicaciones derivadas del uso de la cocaína se han descrito casi exclusivamente tras la administración por vía intranasal o intravenosa, y se relacionan con cuadros de espasmo vascular y daño de órganos secundario al mismo. Se presenta el caso de un portador intestinal de cocaína ¿coloquialmente, «bolero » o «mula», que sufre absorción de la droga con resultado de isquemia intestinal, hepática y renal. Esta situación, previamente no descrita en la literatura, cursó con rotura del riñón y hemorragia masiva intraabdominal. Tras un intento de embolización, sin resultado satisfactorio, se realizó una nefrectomía. El paciente recuperó función renal dentro de los límites predecibles. Este caso, aunque producto de una situación excepcional, ilustra varias de las acciones renales de la cocaína y revela los efectos de su absorción a nivel intestinal.