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Encefalitis en paciente trasplantado renal
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S. DELGADO , M. I. DURAN
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NEFROLOGÍA. Vol. XXIV. Número Extraordinario (III). 2004 Encefalitis en paciente trasplantado renal S. Delgado y M. I. Durán Servicio de Nefrología. Hospital de Cruces, Baracaldo, Vizcaya. RESUMEN En nuestro hospital, una mujer de 55 años fue trasplantada en 1993. El resultado de los estudios serológicos preoperatorios fue positivo para Ig G anti CMV y anti VEB. En el momento de ingresar en febrero 2001, la paciente se encontraba en situación de nefropatía crónica del injerto y en tratamiento con tres fármacos inmunosupresores (ciclosporina, micofenolato mofetil y esteroides). Acude al hospital por clínica de 3-4 semanas de vértigo de características periféricas, que no mejoraba bajo tratamiento con Sulpiride y acompañado de un síndrome pseudogripal. Los estudios realizados de TAC cerebral, EEG, analítica y punción lumbar fueron anodinos por lo que se diagnosticó de vértigo posicional paroxístico benigno. 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Como todos los pertenecientes al grupo herpes posee también una capacidad de inmunomodulación. El VEB disminuye la actividad de los monocito-macrófagos, de los linfocitos, células NK y disminuye la proporción de CD4/CD8, siendo éste último un marcador de riesgo de infecciones oportunistas. Por último destacar su potencial oncogénico (ligado al efecto inmunosupresor) para favorecer el desarrollo de trastornos linfoproliferativos. 2. Sobre el momento de aparición en el paciente trasplantado. Dada la alta seroprevalencia de la que ya hemos hablado, la mayoría de las infecciones en el paciente trasplantado renal se producen por reactivación del virus latente en los linfocitos B del receptor. La 24 mayor frecuencia de aparición del virus se produce en los primeros seis meses después del trasplante, momento ligado a una mayor inmunosupresión y sobre todo en aquellos pacientes que han requerido el uso de anticuerpos mono o policlonales (OKT3, ATGAM...). Nuestro caso rompe esta regla ya que la reactivación del virus se produjo ocho años tras el trasplante no existiendo datos de sobreinmunosupresión. 3. Sobre la clínica. Entre las manifestaciones clínicas del VEB, la afectación neurológica es extremadamente rara sucediendo en 0,5-7,5% de los casos y casi siempre sobre niños o adultos jóvenes. En el caso que nos ocupa sin embargo se trata de una mujer de 55 años. La clínica de debut hizo inicialmente sospechar un vértigo posicional paroxístico benigno, lo que más tarde se observó que se debía a afectación de la oliva pontocerebelosa. 4. Sobre el diagnóstico. Tan solo quisiéramos destacar tres aspectos importantes acerca del diagnóstico sin olvidar que siempre nos debemos apoyar en la sospecha clínica. En primer lugar, la necesidad de realización de punciones lumbares repetidas. En las infecciones víricas el análisis del LCR en las fases iniciales puede mostrar un patrón anodino e incluso el de una infección bacteriana. En segundo lugar, el uso de la RNM como método de imagen más sensible para detectar las lesiones producidas por el virus. Por último y como clave más importante del diagnóstico el uso del análisis mediante PCR (polymerase chain reaction) de las muestras de LCR para identificar el DNA viral. Se ha usado incluso de forma cuantitativa para controlar la respuesta al tratamiento. 5. Sobre el tratamiento. Aunque no existen unas pautas definidas, la literatura en general apoya sobre los buenos resultados clínicos, el uso de Ganciclovir intravenoso a dosis altas seguido de la vía oral en pautas largas, de más de 3-4 meses. Los casos registrados hasta el momento enfatizan así mismo la importancia del comienzo temprano del tratamiento, tan pronto como la enfermedad sea sospechada. BIBLIOGRAFÍA 1. Pepnault L, Katz BZ, Miller G: Detection of Epstein-Baar virus in the brain by the polymerase chain reaction. Ann Neurol 32: 184-192, 1992. 2. 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