Permitidme, estimados colegas, glosar la figura de un nefrólogo insigne, maestro de maestros, de biografía humilde pero llena a rebosar de trabajo y de docencia, y que merece nuestro más sentido homenaje de admiración y gratitud. Me refiero a nuestro amigo el Prof. Saulo Klahr, fallecido en su casa de San Luis, capital del Estado norteamericano de Missouri el pasado 3 de junio tras una lenta y penosa enfermedad, y rodeado de su amada familia.
Hace unos días, pude leer en un periódico digital colombiano, en Internet, este sencillo e impactante titular: «Falleció nefrólogo caucano, eminencia en Estados Unidos». En tan breves palabras supieron reflejar su condición de médico nefrólogo, que había nacido en su querida Colombia, y que había llegado al final de sus días en el país más avanzado del mundo, y mereciendo además la consideración de eminencia, es decir, «sublime», «que sobresale entre los de su clase».
Saulo Klahr tuvo a bien nacer en 1935 en Santander de Quilichao, en el Departamento de Cauca, al sur de la República de Colombia, de ahí el cariñoso apelativo de «caucano». Desde joven se sintió atraído para ejercer como médico, para lo que se trasladó a la Universidad Nacional de Bogotá, obteniendo en su Facultad de Medicina su Grado de Licenciatura en 1961. En seguida solicitó hacer su residencia y especialidad en la Escuela de Medicina de la Universidad Washington de San Luis, siendo aceptado ese mismo año.
Allí conocería 2 años después a Eduardo Slatopolsky, y como cuenta este último, «desde entonces fue mi amigo, mi amigo más íntimo». También en aquella época se enamoró perdidamente de Carol de Clue, una bella enfermera de la Unidad Metabólica, con la que se casó en 1965. Carol fue una adorable amiga y esposa leal, en la que se ha apoyado Saulo durante toda su vida, trabajando juntos codo a codo, y otorgándole la dicha de traer al mundo a dos hijos, James y Robert. Ninguno de ellos siguió la profesión de su padre, estudiando Derecho. Ya casados obsequiaron a sus padres con cuatro bulliciosos nietecitos, que serían la alegría de la casa de los abuelos.
En lo científico podemos afirmar de forma concluyente que la vida profesional del Prof. Klahr, toda ella desarrollada en la División Renal del Hospital Universitario de la Universidad Washington de San Luis, fue meteórica y espectacular, ya que Saulo era un hombre brillante, de una enorme capacidad de trabajo, trabajador compulsivo, de memoria fotográfica, muy meticuloso, y «siempre preparado», nos dice Eduardo Slatopolsky.
Es preciso recordar que cuando el joven Saulo llegó desde su tierra natal a este enorme y prestigioso hospital americano, el Jefe de la División Renal no era otro que Neal S. Bricker, el gran investigador que desarrolló la teoría de la «nefrona intacta», de enorme y reconocido prestigio, y que en sólo 10 años Saulo Klahr pasó de ser médico residente a Profesor de Medicina y Jefe de esta División Renal, en 1972, labor que ejercería durante 20 años. En 1986 fue ratificado como Profesor Joseph Friedman de Medicina y en 1991 se le nombró Jefe del Servicio de Medicina en el Hospital Judío en San Luis.
Sería necesario mucho tiempo y espacio para describir la producción científica del Dr. Klahr. Durante su vida publicó más de 500 artículos, la mayoría de ellos fruto de su actividad investigadora, y escribió unos 20 libros, la mayoría de ellos dedicados a facilitar el aprendizaje de la especialidad de la primera generación de nefrólogos del mundo entero. Por ello, cuando algunos iniciábamos nuestro obligado autoaprendizaje en la diálisis y en las alteraciones del metabolismo hidroelectrolítico al inicio de los años setenta, ante la incertidumbre de una especialidad que estaba por nacer, fueron los libros de Saulo Klahr los que más nos ayudaron. Fue para algunos un «maestro en la distancia».
Tuve el honor y el placer de conocer al Prof. Saulo Klahr en el año 1980, precisamente en Sevilla, en una de las reuniones anuales propiciadas por el entonces Catedrático de Patología Médica de la Universidad de Sevilla, el Prof. Antonio Aznar, las «Jornadas Endocrinológicas». En ellas colaboraba nuestro buen amigo Francisco Llach, a la sazón en la Universidad de Oklahoma, que cada año venía acompañado de muy prestigiados colegas nefrólogos de Estados Unidos para ofrecernos unas interesantísimas charlas sobre aspectos novedosos de la nueva especialidad. Recuerdo cariñosamente a Eduardo Slatopolsky, Morton H. Maxwell, Charles R. Kleeman, Saul Massry, Solomon Papper, Jack W. Coburn, Robert Narins, y otros más.
Una simpática anécdota: con este apellido de Klahr, y trabajando en San Luis, en el Estado de Missouri, y tras haber estudiado en inglés su libro de texto Renal and Electrolyte Disorders, dentro de la serie Differential Diagnosis de Arco Publishers, yo estaba convencido de que el autor «era» un profesor americano. Precisamente me había llevado a Sevilla el ejemplar que tanto utilizaba porque tenía la ilusión de que lo firmase. Así que en cuanto me señalaron quién era, me acerqué y le pregunté (en el más correcto inglés que pude) si podía dedicármelo. ¡Cuál no sería mi asombro cuando me contestó con ese gracejo tan suyo: «¡ Pues claro que sí, cómo no, mi amigo, con gran placer!» y allí mismo, en el pasillo, me escribió una cariñosa dedicatoria, y me aclaró su origen colombiano. Luego subió al estrado y con la voz queda y dulce que siempre le caracterizó solicitó «su primer diapositivo».
Cuatro años después, en 1984, editó su libro The Kidney and Body Fluids in Health and Disease, de un gran valor para los residentes de nNefrología, auún hoy día, y en 1995 colaboró con Harry R. Jacobson y Gary E. Striker en su reconocida obra, The Principles and Practice of Nephrology. Posteriormente, nos volvimos a saludar en algunos congresos y eventos de nuestra ya floreciente especialidad, creció nuestra amistad y, en abril del año 1993, en que organizamos en Cádiz la Reunión de la Sociedad Andaluza de Nefrología, tuvo la amabilidad de aceptar nuestra invitación a participar en ella.
En aquel momento, Saulo era el investigador principal del ya clásico Estudio «Modification of Diet in Renal Disease (MDRD)» en el que se intentaba evaluar el efecto de la dieta restringida de proteínas sobre el posible enlentecimiento de la progresión de la insuficiencia renal. El trabajo se había comenzado casi 2 años antes y estaba a punto de finalizar. Le propusimos que su conferencia principal tratara sobre estos resultados. Por supuesto que lo aceptó sin ningún atisbo de duda. Pero ya en el momento de iniciar su exposición nos explicó que, por contrato suscrito con el The New England Journal of Medicine, no podría presentar ni una sola imagen de sus resultados antes de su publicación, por lo que sin inmutarse nos explicó detalladamente todos los resultados del trabajo durante unos 45 minutos.. ¡¡Sin utilizar ni una sola diapositiva!!
El Prof. Saulo Klahr recibió diversos premios a lo largo de su vida y ocupó puestos de gran responsabilidad, habiendo sido el 20.º Presidente de la Sociedad Americana de Nefrología en 1985 y Presidente de la National Kidney Foundation en 1988, y ocupado el cargo de Editor Jefe de publicaciones como The Journal of Clinical Investigation, The American Journal of Kidney Diseases y Kidney International. En 1998 recibió el Premio John P. Peters de la American Society of Nephrology, y en 2002 el National Torchbearer Award de la American Kidney Foundation y el Edward N. Gibbs Award de la New York Academy of Medicine.
En los últimos años aún tuvimos la oportunidad de oír su docta palabra en alguna de las estupendas reuniones que bajo el nombre de «Riñón e Hipertensión» organizaban Fernando Valderrábano, primero, y José Luño después. Ya la última vez noté cambios sutiles en su actuación, que nos hacían presagiar una incipiente enfermedad de Alzheimer que daría al traste con tan brillante maestro. Deseo terminar haciendo mías las palabras de su amigo del alma Eduardo Slatopolsky: «Saulo, I miss you! Until we meet again…».
Figura . Dr. Saulo Klahr, 1935-2010.