La desregulación de la vía alternativa del complemento interviene en el desarrollo de la glomerulopatía C3 (GC3), donde un porcentaje elevado de casos poseen el autoanticuerpo factor nefrítico (anti-C3Nef) positivo1, causante de la alteración del complemento. La presencia de este anticuerpo puede asociarse con alteraciones en el tejido adiposo, causando lipodistrofia parcial adquirida (LPA)2, pudiendo esta aparecer de forma previa o posterior al desarrollo de una GC3.
Presentamos el caso de un varón de 52 años con antecedentes personales de hipertensión arterial y LPA de reciente comienzo, en tratamiento con enalapril 5mg/24h. Fue remitido a consulta de nefrología por detección de albuminuria con cifras en aumento desde hacía años. El paciente se encontraba asintomático. A la exploración física destacaba la ausencia de tejido graso en pómulos, cuello, extremidades superiores y tronco, normotenso y sin edemas en miembros inferiores. Ante el diagnóstico diferencial de LPA, descartamos causas asociadas a paniculitis, enfermedades autoinmunes como síndrome de Barraquer-Simons, síndrome de Lawrence, glomerulonefritis (GN) membranosa o membranoproliferativa (tras la biopsia renal), por fármacos (cortisol, insulina), así como infecciones virales como VIH. En pruebas complementarias realizadas, presentaba función renal normal con creatinina 0,89mg/dl, urea 38mg/dl, sodio 139mEq/l, potasio 4,2mEq/l, proteínas totales 6,7mg/dl, colesterol total 240mg/dl, C3 disminuido <15mg/dl y C4 28,1mg/dl, inmunoglobulinas, proteinograma, serología (VIH, VHC, VHB) y autoinmunidad (ANA, ANCA, APO, anti-PLAR2) resultaron negativos. En orina destacaba la presencia de microhematuria, albuminuria 3,7g/24h y proteinuria hasta 3,8g/24h. La ecografía renal reveló riñones de aspecto y tamaño normal con adecuada diferenciación córtico-medular, sin otros hallazgos. Se reforzó el tratamiento antiproteinúrico persistiendo en controles posteriores proteinuria en rango nefrótico. Se realizó biopsia renal con hallazgos anatomopatológicos de depósitos granulares a nivel de membrana con extensión a mesangio, con patrón global y difuso y positividad para C3 (3+); C4d (2+); fibrinógeno (1+); con patrón más segmentario e intensidad ± 1 para IgM y cadenas ligeras lambda. Negatividad para IgG, IgA, C4, C1q y cadenas ligeras kappa. El diagnóstico histológico fue de GN C3 donde el patrón de lesión se asemejaba más al de una GN membranosa que a una GN mesangiocapilar.
Los anti-C3Nef fueron detectados en suero (IDI-La Paz).
Se inició tratamiento con corticoides en pauta descendente y micofenolato de mofetilo 1g/12h. Actualmente, el paciente presenta función renal normal con leve mejoría de la albuminuria y proteinuria hasta 2,5g/24h y 2,8g/24h, respectivamente.
La LPA es una enfermedad ultra-rara caracterizada por una progresiva pérdida del tejido adiposo de cabeza, cuello, tronco y extremidades superiores2. Hasta el 75-90% de los pacientes poseen niveles disminuidos del componente C3 de la vía alternativa del complemento vinculado con la presencia de anti-C3Nef, el cual resulta positivo en más del 80% de los casos1,3.
La forma de presentación más común de la LPA asociada a GC3 es la enfermedad por depósitos densos4, aunque existe algún caso donde el estudio histológico ha mostrado un patrón histológico similar a una GN IgA5. Consideramos que nuestro caso resulta interesante en primer lugar por el diagnóstico de GC3 con patrón histológico similar a una GN membranosa sin que se haya descrito este tipo de presentación con anterioridad y en segundo lugar por el desarrollo de LPA, probablemente a posteriori de la afectación renal.
En las cohortes de casos de GC3 únicamente un escaso porcentaje de pacientes presenta LPA6. Sin embargo, entre los pacientes con lipodistrofia, hasta un 25% pueden desarrollar a medio-largo plazo una GC32,4,7. En estos casos, la desregulación del sistema del complemento se muestra como mecanismo común, aunque sin poder descartar que existan otros factores asociados aún por determinar8. Por todo ello concluimos diciendo que la GC3 es una entidad poco común y que, ante la presencia de signos como lipodistrofia, resulta fundamental un buen diagnóstico diferencial y la observación de estos pacientes para poder prevenir o intervenir con rapidez ante el posible desarrollo de una nefropatía, si previamente no está establecida.