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Control del fósforo y tratamiento con vitamina D en Enfermedad Renal Crónica antes del inicio de diálisis.
Control of phosphorus and treatment with vitamin D in chronic kidney disease prior to the start of dialysis.
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C. Sánchez González
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La hiperfosfatemia es una complicación que aparece ya en estadios tempranos de la enfermedad renal crónica (ERC) y que ha demostrado tener graves consecuencias en los pacientes con nefropatía. En la actualidad se están estudiado nuevos reguladores del fósforo como son el FGF-23, una hormona fosfatúrica y contra-reguladora de la vitamina D, y kloto, co-factor necesario para la activación del FGF-23. Las principales consecuencias de la hiperfosfatemia descritas en pacientes con ERC no en diálisis son la calcificación ectópica, el incremento de la mortalidad y la más rápida progresión de la ERC. Todo ello indica la necesidad de buscar un control estricto del Pi. Para ello, destacan en la actualidad dos fármacos como son el carbonato de lantano y el sevelamer. Aunque no existen estudios diseñados específicamente para esta población aún no en diálisis, parecen ser fármacos eficaces y seguros. Otra complicación de la ERC es el defecto en la síntesis de vitamina D que según los estudios publicados recientemente, ha resultado ser más prevalente y aparecer en estadios más tempranos de la enfermedad de lo que se creía inicialmente. Existe un amplio debate respecto a la necesidad de administrar suplementos de vitamina D de forma sistemática por los efectos pleiotrópicos de dicha hormona, ajenos al desarrollo de la enfermedad ósea renal. Por esas dudas, si bien no hay acuerdo en la administración rutinaria, sí hay consenso en la necesidad de medir los valores de 1,25-dihidroxivitamina D y 25-hidroxivitamina D, así como esperar el resultado de los numerosos estudios que se están llevando acabo acerca del impacto de la vitamina D en la progresión de factores de riesgo cardiovascular, en la ERC y las posibles consecuencias de su administración indiscriminada.
Hyperphosphatemia is a complication that appears in the early stages of chronic kidney disease (CKD) and that has been shown to have serious consequences in kidney disease patients. New phosphate regulators are currently being studied such as FGF- 23, a counter-regulatory phosphaturic hormone for vitamin D, and klotho, a cofactor necessary for activation of FGF-23. The main consequences of hyperphosphatemia described in CKD patients not on dialysis are ectopic calcification, increased mortality and more rapid progression of CKD. All this indicates the need for strict control of Pi. The two most currently used drugs for this purpose are lanthanum carbonate and sevelamer. Although there are no studies specifically designed for this predialysis population, these drugs appear to be effective and safe. Another complication of CKD is vitamin D deficiency which, according to recently published studies, is more prevalent and appears in earlier stages of the disease than was initially thought. There is wide debate on the need to administer vitamin D supplements systematically due to the pleiotropic effects of this hormone and which are unrelated to development of renal bone disease. Because of these doubts, there is no agreement on routine administration, although there is consensus on the need to measure 1,25-dihydroxyvitamin D and 25-hydroxyvitamin D values and to wait for the result of numerous studies that are being carried out on the impact of vitamin D on progression of cardiovascular risk factors in CKD and the possible consequences of its indiscriminate administration.